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Más allá de las cifras y estadísticas, que todo lo pueden, o que cada vez que sucede un hecho rimbombante o triste como un sicariato se convoque de una vez un repetitivo y casi estéril consejo de seguridad, la situación parece estar saliéndose de control.
Un atraco por allí, un raponazo por allá, una extorsión acullá, en fin, una delincuencia que parece desbordar la capacidad institucional o una institucionalidad que parece paquidérmica y anacrónica para tocar las fuentes, el origen y solo se concentra en los síntomas visibles.
Todo parece indicar que el tráfico de estupefacientes, el micro tráfico de estos, sumado posiblemente a blanqueo de esa plata y de alguna proveniente de pagos a los mal llamados brujos o embaucadores en red, relacionados con mafiosos de alto perfil, serían parte de esa génesis de lo que allí se vive.
Un mal que se extiende y ha requerido que lleguen más delincuentes que ayuden a cuidar el negocio, pero que también hacen lo suyo para fortalecer sus propias finanzas, ganar espacio y escalar dentro de las organizaciones criminales.
El Espinal y sus habitantes merecen soluciones de fondo y no paños de agua tibia para controlar la fiebre sin atacar la infección que la produce. Lo grave del asunto es que si esa problemática no se ataca y contiene, se irá irradiando cada vez más a municipios de esa área y a la propia Ibagué, que sufre esos coletazos ya.
Recordemos que durante muchos años se supo el problema de delincuencia, inseguridad, bandas y micro tráfico en Flandes y al asunto se hizo oídos sordos. Luego esa situacion se extendió a Melgar y Girardot. Ahora pasó al Espinal y parece estar creciendo como un Leviatán.
Aunque debe reconocerse que el Gobernador ha hecho esfuerzos en cámaras de seguridad y logística, se requiere de un plan especial de todas las fuerzas del orden y de las autoridades locales, regionales y nacionales para tratar el asunto. Un plan específico a mediano y largo plazo para desarrolar allí con mayor inteligencia, CTI, Fiscalía, militarización y mayor capacidad policial para atacar la raíz del asunto.
OJO con El Espinal.
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