PUBLICIDAD
Tan livianas, aburridoras y sosas son las iniciativas que se llegó a los asuntos de la esfera personal, íntima y familiar de unos candidatos contra otros y amenazas de denunciar ante las “ías” por lo que sea. Se pasó a la etapa de hablar de la condición de calvicie de algunos, de la cola operada de la otra, del tartamudeo de aquel o las incoherencias idiomáticas del otro, a algo más bajo. En fin. Estamos ante una campaña de liviandad, bajezas y cero pragmatismo.
Y algunos aún se preguntan ingenuamente la razón de que no se movilice la conciencia ciudadana, el voto castigo, el voto de opinión, la indignación a la urna; sencillo, porque no hay ni aspirantes ni candidatos que hagan alarde de saber cómo dar soluciones concretas, ejecutables y reales a problemáticas como el alto desempleo (en especial el juvenil), la inseguridad rampante, la falta de suministro de agua potable a varios sectores, el inocultable deterioro de las calles, especialmente en los barrios; los insufribles trancones por vías principales y la penosa hambre que miles padecen en silencio. ¡Ah! y la precariedad de la salud mental que se traduce en suicidos o intentos cada semana.
Hasta la fecha parece que nuestros candidatos prefieren más la cómoda retórica del futuro, la facilidad de hablar de la ciudad de los sueños, el apelar a la grandilocuencia de lo que debemos ser en algunos años en un gesto de enorme pereza intelectual, antes que decir cómo, cuándo, con qué presupuesto aforado y en qué plazos cortos resolverían problemas como los antes mencionados, que son los que ahogan, asfixian y requieren soluciones inmediatas.
Sin excepción alguna pareciera que todos los aspirantes en esta contienda local estuvieran asesorados por la ex Ministra filósofa, Irene Vélez, quien con su mayéutica y hermenéutica para ese sector de energía tiene al país hoy al borde de un apagón general.
Como van las cosas resultaremos votando por el cuento del metro cable II, el tranvía, la navegabilidad por el río Combeima, de ser la ciudad de los grandes eventos y cuna deportiva mundial, el naciente centro internacional del comercio y la agroindustria; el nuevo Silicon Valley de Suramerica y la ciudad donde supestamente se han ayudado a 10 mil empresarios, o sea que desempleo ya no hay. Cuentazos de papanatas.
Por tanto, el panorama que se avisora es casi igual al de hace cuatro años en elecciones, una participación electoral de 230 mil ciudadanos, de un potencial cercano a 400 mil, casi todos de maquinarias, burocracia estatal, casta política, contratistas, comuneros, líderes y testigos fletados, así como comerciantes y gremios empotrados.
Mucho nos falta para contar en nuestra dirigencia politica local con verdaderos pragmáticos, que se acerquen un poquito a aquel movimiento nacido en USA a finales del siglo XIX, que como dicen los libros de historia buscaba las consecuencias prácticas del pensamiento y ponían el criterio de verdad en su eficacia y valor para la vida.
En serio, asistimos a una campaña con escasez de pragmatismo, sobrada liviandad y enormes bajezas...que triste por Ibagué.
Comentarios