Padres alertas y desconfiados

Nelson Germán Sánchez

El tristemente profundo caso del secuestro, violación y asesinato de la niña de 12 añitos, Sofía, en Candelaria, Valle del Cauca, en manos del depravado y degenerado Brayan Campo, no puede dejarnos olvidar que fue la pereza de un juez, amparada en el cuento aquel de igualdad derechos ante la Ley, la “justicia” formal, del así está consagrado en la Ley yo no las hago, fue lo que permitió a ese canalla del Brayan cometer este otro crimen. Y lo peor, que lo intentara otras veces, como ya hoy se sabe. 
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O quizás el tiempo nos vaya mostrando más víctimas inocentes, más pequeñas a las cuales destrozó o mató ese infame. Es decir, y con el respeto de algunos  togados valerosos,  ese Juez, el que impartió “justicia” y se escuda en la imparcialidad de la Ley, el que dejó libre por la razón que sea o permitió como táctica el aplazamiento y vencimiento de términos de su primer o primeros casos, es sin duda a la luz de la verdad y la moralidad, casi tan asesino de Sofía como el monstruo de Brayan y los muchos “brayan” que existen y han existido en el país. 

Dicho esto. Creo también que algo está pasando en nuestra sociedad que no queremos ver o nos estamos acostumbrando a que sea parte del paisaje urbano. Me refiero a la denuncia mediática o social sobre niños y niñas que desparecen, sobre preadolescentes que salen de su casa a algo y no regresan jamás. 

Les pido acompañarme en un pequeña ejercicio, que solo les tomará unos minutos. Vayan a sus redes sociales personales y miren, sin importar cual sea su preferida, la cantidad de casos sobre posible desapariciones de niños, niñas y jovencitos que les registran en los últimos ocho días; y un poco más atrás, dos semanas, tres semanas, un mes. Claro, ello también tiene que ver con el algoritmo y si usted se ha interesado en el reciente y mediático caso de Sofía, pero sin importar ello ni detenerse a leer caso a caso, solo ojee la cantidad: 15,20,30, 50 y sigue….tanto en las denuncias en  el país, como en Latinoamérica.

¿Qué muestra ello de nosotros? ¿qué nos está pasando? ¿por qué la cantidad?¿ en qué podemos estar fallando en espacios como la escuela, el barrio, la familia…? ¿el ejemplo, la empatía, los valores, las creencias? En fin. Es casi un horror darse cuenta de que cada día aparece un caso más pidiendo ayuda para dar con el paradero de una pequeña o un pequeño. Leer cada historia desgarradora de angustia, impotencia y dolor en la solicitud de apoyo sobre información es simplemente abrumador.

No pretende decir ni qué hacer, ni encontrar el porqué está sucediendo, solo hacer un llamado a no perder la sensibilidad ante ellos, a estar alertas a nuestro alrededor sobre esas pequeñas y grandes señales que puedan contribuir a descubrir a seres oscuros y violentos como el Brayan de Candelaria, Valle. Alguien debe conocer algo de su historia, de sus comportamientos, debe verlos, escucharlos, topárselos, observar como se comportan, lo que consumen en información, su manera de relacionarse con los menores. Mientras nos toca no ser confiados, volver a estar constamentemente alertas frente a los peligros en la casa, la vecindad, los lugares públicos y privados, acompañar hoy más que nunca a nuestros hijos, que es en lo que podemos estar fallando al soltarlos un poco más temprano al confiarnos en la enorme cantidad de informaci{on que les dan las redes y ellos consumen con facilidad. Hay que volver hacer padres y adultos vigilantes, desconfiados y cada día más presentes. Enseñarles sobre la desconfianza, el autocuidado, el no callar, la desconfianza al secretismo y la amabilidad. Es triste, pero debemos promoverlo y aplicarlo ahora más que nunca por el bienestar y la vida misma de nuestros hijos.

 

Nelson Germán Sánchez Pérez -Gersan-

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