Muchas voces se han alzado a favor del "acuerdo nacional”. Petro lo ha planteado tres veces desde el 20 de julio, en la instalación del Congreso. La idea suena bonita, atractiva para los oídos en un país políticamente polarizado.
Antecedentes previos: reuniones entre dirigentes del Pacto Histórico con criminales en las cárceles durante la campaña; denuncias contra Juan Fernando Petro, uno de los visitantes a las prisiones, por recibir plata de bandidos a cambio de beneficios gubernamentales; dinero en maletines y abuso de poder de Laura Sarabia, jefe de gabinete, que desemboca en la muerte violenta de un coronel de la Policía; acusaciones de Benedetti sobre la entrada de 15.000 millones de pesos, cuyo origen “no es de emprendedores”, a la campaña petrista y amenazas de que si habla “se cae el gobierno”.
Antecedentes previos: reuniones entre dirigentes del Pacto Histórico con criminales en las cárceles durante la campaña; denuncias contra Juan Fernando Petro, uno de los visitantes a las prisiones, por recibir plata de bandidos a cambio de beneficios gubernamentales; dinero en maletines y abuso de poder de Laura Sarabia, jefe de gabinete, que desemboca en la muerte violenta de un coronel de la Policía; acusaciones de Benedetti sobre la entrada de 15.000 millones de pesos, cuyo origen “no es de emprendedores”, a la campaña petrista y amenazas de que si habla “se cae el gobierno”.
Dice Petro que "el carbón [en la Guajira] dejó mucha pobreza en la superficie, niños y niñas muriendo por miles de sed de agua y de mala calidad del agua”. Para rematar, agregó que “el carbón se acaba. Ha dejado una riqueza de muerte, en 2034 termina la concesión del Cerrejón”. El resumen de su discurso: el carbón, explotado por Cerrejón, ha sido fuente de pobreza y “muerte" y es responsable de la falta de agua en la península y de su mala calidad.
Hoy hay en el país consenso sobre la necesidad de la transición energética e impulsar fuentes de energía renovables y más limpias como la solar y la eólica.
Explicación sencilla de lo que se decidió en La Haya. Unas nociones básicas: los estados ejercen soberanía sobre sus territorios continentales e insulares y su mar territorial, así como sobre su espacio aéreo.
Con contadísimas excepciones, hay un consenso general entre los colombianos acerca de que la mejor manera para poner freno al conflicto es la negociación con los violentos. Confieso que, sin embargo, me he alejado de ese acuerdo. Varias razones motivan esa ruptura. La primera es ética: los pactos con los violentos se han hecho a cambio no solo de impunidad sino de beneficios económicos y políticos que no tienen los ciudadanos que jamás han delinquido.
El Pacto Histórico presentará en la próxima legislatura una propuesta de reforma constitucional para amnistiar o indultar a condenados por delitos relacionados con narcotráfico y secuestro que vayan a participar en “procesos de paz”.