La lucha por el poder político en el Tolima sufrió un cambio radical a raíz de la catástrofe de Armero en 1985. La hegemonía en el poder, liderada por el senador Alberto Santofimio Botero, gobernaba a su antojo con el apoyo rotativo del tridente conservador de Jaime Pava Navarro, Guillermo Ángulo Gómez y Maximiliano Neira Lamus.
Había surgido en 1982 una fuerza liberal rebelde llamada Directorio Liberal Oficialista del Tolima que agrupó a un notablato de exgobernadores (Gregorio Rudas, Yesid castaño, Alfonso Jaramillo Salazar) e intelectuales y líderes inconformes con la jefatura única de Santofimio (Néstor Hernando Parra, Guillermo Alfonso Jaramillo, Armando Suárez, Rómulo Perdomo Medina), que superó con creces su primera batalla electoral para el congreso eligiendo como senador a Juan Lozano Sánchez y como representante a la Cámara a Guillermo Alfonso Jaramillo.
De igual manera, habían conquistado dos curules en la Asamblea en cabeza de Carlos Charry Montealegre y Jaime Arango y tenían como concejal de Ibagué al exgobernador Yesid Castaño González.
Los cálculos políticos y el apoyo nacional recibido por la rebelde fuerza habían hecho que se pronosticara para las elecciones de marzo de 1986 una lista fuerte al senado encabezada por Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez y la consecución de dos curules en la Cámara de Representantes.
Y aunque suene duro y hasta inhumano, pero realista, la desaparición de Armero -la segunda fortaleza electoral del Tolima de los Jaramillo- (La primera era Líbano) y la consecuente muerte de más de 23 mil personas, menguó en más de cinco mil votos la nueva fuerza liberal lo que implicó un cambio táctico para las próximas elecciones.
El panorama político del Tolima se completaba con fuerzas alternativas que buscaban consolidar un capital electoral haciendo una fuerte oposición al cacicazgo de Santofimio Botero.
Eran los grupos liberales liderados por Alfonso Gómez Méndez (‘Rescatemos al Sur’) y Rubén Darío Ramírez (‘El Nuevo Liberalismo’ de Luis Carlos Galán), el Movimiento Amplio y Democrático dirigido por Camilo González Pacheco y el partido Comunista que buscaba una curul en la Cámara con el dirigente Rafael Cely.
Unidos por el interés de acabar la hegemonía santofimista, los grupos alternativos hicieron causa común con el Directorio Liberal Oficialista y lograron unificar una sola lista al congreso. El Senado fue encabezado por Guillermo Alfonso Jaramillo, con la suplencia de José Arango Henao (Dirigente Jaramillista de Honda), la Cámara la encabezó Alfonso Gómez Méndez con la suplencia del dirigente comunista Rafael Cely y el segundo renglón con Rubén Darío Ramírez como principal, con la suplencia del liberal Carlos Charry Montealegre.
‘Tolima Libre’, como se denominó la coalición antisantofimista, consiguió el senado y una curul en la Cámara en cabeza de Alfonso Gómez Méndez.
Lo paradójico fue que una vez elegido Virgilio Barco como presidente (en mayo de 1986), el recién posesionado senador Guillermo Alfonso Jaramillo aceptó de nuevo la jefatura de Santofimio, como condición para su nombramiento como gobernador liberal a partir de agosto de 1986.
Posesionado Jaramillo, vino la disolución de la coalición. Y, como lo dijo Santofimio: ‘Tolima Libre’ ha quedado como su nombre, ¡Libre!
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