Mijo, ya le serví los alacranes. Debe decirle Floralba diariamente a su esposo, Carlos Arturo Romero Santos, antes de que este salga de su residencia ubicada en el barrio El Jordán de Ibagué.
Estos arácnidos parecen ser dosis obligada de la dieta alimentaria que lleva este talentoso caricaturista ibaguereño de 55 años, pues no hay otra manera de explicar su difícil carácter, repugnante para algunos pero positivo y divertido para quienes tenemos el selecto privilegio de ser parte de sus acostumbrados contertulios.
Percepción similar deben tener Edwin Ballesteros y Miguel Angel Villarraga, editor y director - gerente del diario El Nuevo Día, quienes comparten con Romero los consejos de redacción semanal en los que se define el libreto de la página de comics políticos que se publica los lunes en las ediciones impresas y digital del “Diario de los tolimenses”, del cual él es editorialista.
E ídem a la de Héctor Galeano y Antonio Melo Salazar, quienes fueron parte decisiva en su motivación y vinculación periodística a este importante medio de comunicación regional y nacional hace más de ocho años.
Este complejo atributo de su personalidad, influenciado químicamente por el arácnido, hace que Romero al plasmar en sus trazos la sátira y análisis crítico que todo periodista debe imprimir al interpretar el acontecer regional, nacional e internacional, sea positivamente diferente.
Y con esa misma acidez, pero con naturalidad, tomó el merecido homenaje que en el presente año le hicieron tres plurales jurados integrados por lo más selecto del periodismo colombiano, como ganador en la modalidad de caricatura de estos únicos premios nacionales: el Simón Bolívar, el del Círculo de Periodista de Bogotá y el de la revista Semana.
Un justo reconocimiento a su virtud, talento y formación artística e intelectual hasta ahora sin par en – premios - en el periodismo de nuestro país. Nadie en un mismo año había logrado obtener los tres máximos galardones de periodismo. Un digno sucesor de Ricardo Rendón y Héctor Ozuna, sin menospreciar el trabajo de otros importantes talentos.
Sin embargo, la noticia para la gran mayoría de los tolimenses pasó inadvertida. Consumidos en un enfermizo delirio, no alcanzó a valorarse la magnitud del triunfo.
Que recuerde, sólo el ciclista Pedro J. Sánchez campeón de la vuelta a Colombia en el año 1968 y el club Deportes Tolima campeón del fútbol colombiano en el 2003, han conseguido desbordar la euforia del pueblo tolimense.
Esta estuvo esquiva para Carlos Romero. Su éxito, sería comparable si ese “glorioso” vinotinto lograra conseguir el triunfo en los tres torneos del fútbol colombiano, ó un ciclista nuestro quedara campeón el mismo año de la vuelta a la juventud, la vuelta a Colombia y el clásico RCN. Algo inolvidable.
¡Felicitaciones Romero! Y a Floralba, por favor, manténgale siempre en la mañana su dosis de alacranes.
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