Sectores sociales del municipio de San Antonio están en alerta ante el interés de grandes compañías nacionales e internacionales para desarrollar proyectos de exploración y explotación minera en zonas de páramo, humedales y de bosque natural del municipio.
Los ojos de los enemigos del agua y del medio ambiente están puestos en la zona noroeste del territorio, en donde nacen el río Tetuán y la quebrada La Legía, veredas Tetuancito, El Silencio y Legía Alta, abastecimiento importante de la subcuenca del río Cucuana, que posteriormente desemboca en el río Magdalena.
No hace más de dos años una compañía productora de energía (Esprod SAS E.S.P.) sirvió de intermediaria ante el Ministerio del Interior para verificar si en la zona de afectación existían registradas comunidades afrodescendientes o indígenas que obligaran a realizar la consulta previa (decreto nacional 1320 de 1998), como requisito para viabilizar un proyecto hidro energético sobre el río Cucuana en territorio del municipio de Ortega.
Los habitantes se muestran preocupados pues hablan de la existencia de un fortísimo interés del alcalde José Dayler Lasso y el gobernador del Tolima Óscar Barreto Quiroga, dada la muy estrecha amistad existente entre los mandatarios, para propiciar la ejecución de estos proyectos en una de las reservas naturales más importantes del Tolima.
Los Miccus, colonizadores de ascendencia italiana, identificaron esta zona noroccidental de San Antonio como Tetuán, tomando el nombre de una palabra del lenguaje berever (titavin), propio de este pueblo que habitaba en gran parte de África, y del árabe (tettaven) que significan “ojos del manantial”.
Nombre apropiado por la riqueza hídrica que percibieron en esta hermosa región, que sirve igualmente de fuente de abastecimiento permanente a cuatro acueductos comunitarios veredales y que conllevó a que dentro del Esquema de Ordenamiento Territorial municipal sea considerada como un “ecosistema estratégico de páramo y humedal”.
Pero los temores de los sanantonianos no son infundados. Una particular alianza de influyentes y cuestionados personajes de la política y el poder económico de este municipio con los citados gobernantes, hizo que se conservara el poder político municipal y se aportara un importante número de votos a la elección del actual gobernador.
Alianzas que conllevan no solo a la suma de votos, sino de aportes económicos, que más temprano que tarde deberán ser correspondidos si se quiere mantener el poder bajo recíprocos compromisos hasta las próximas elecciones de Congreso en 2018.
En el siglo pasado la confrontación política produjo bastante derramamiento de sangre en San Antonio. Muchas familias aún recuerdan tan nefastos y macabros episodios.
Que la nueva fiebre del oro y de la explotación de la riqueza mineral allí existente, no enceguezca a quienes tienen el deber de ponerse al servicio del pueblo y no de las mafias económicas y mineras.
Es lo mínimo que hay que exigirles al alcalde y al señor gobernador, como responsables del orden público en la región.
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