Constitucionalmente la Fuerza Pública está integrada por las Fuerzas Militares y la Policía nacional.
Las Fuerzas Militares la componen la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea.
No son pocos los hechos de la historia que han signado de luto y de dolor la historia de familias colombianas con autoría o complicidad de integrantes de nuestra Fuerza Pública. Así como también son muchos, por no decir que demasiados, los que con valor y patriotismo la Fuerza Pública los ha evitado.
No hace más de 15 años, para citar solo un tiempo reciente, vivíamos los colombianos mementos de terror y horror por el estrecho vínculo o maridaje, existente entre narcotraficantes, paramilitares o esquiroles enquistados en la Fuerza Pública.
El Urabá antioqueño, el Pacífico Sur, los Llanos orientales y el Tolima, se convirtieron en territorios independientes sobre los que la máxima autoridad parecía ser esta alianza macabra. Hechos que aún son objeto de investigación por la paquidérmica Justicia Penal Militar y la ídem justicia ordinaria penal, hay que reconocerlo, fueron de conocimiento de la Corte Suprema de Justicia y jueces especializados, los que hicieron lo suyo y aplicaron Justicia, condenando a congresistas y políticos que hicieron parte de este luctuoso episodio de maridaje criminal de la vida nacional.
Es preciso recordar este pasado, porque así como nos ha tocado ser duros al señalar a integrantes de la Fuerza Pública que han infringido la ley y la constitución nacional, nos asiste igualmente el deber y la obligación de reconocer el mérito, valor y sentido de responsabilidad que asumen quienes por encima de las tentaciones u ofrecimientos han sabido evadirlos, para cumplir su deber institucional.
La época que hoy inicia, al refrendarse con el voto de la mayoría de los colombianos el acuerdo de desmovilización con las Farc y una muy posible desmovilización del Eln, necesita de una oficialidad de la Fuerza Pública comprometida con Colombia, sin tacha ni mácula, transparente en su actuar y con un claro y definido compromiso de responsabilidad con nuestra sociedad que no le permita a nadie poner en duda su capacidad de obrar.
En el caso de nuestro departamento y región, nos podemos sentir orgullosos porque en la cúpula de la Fuerza Pública hay una oficialidad que responde a lo que el general Jerez, comandante de la quinta división del ejército ha llamado hoy en la entrevista concedida a este diario, como “el ejército del futuro”.
Gracias, General, estamos seguros de su honestidad y responsabilidad y Colombia sabrá compensarlo.
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