Pasaron las elecciones parlamentarias y las consultar interpartidistas, y, en medio de la euforia de unos y la depresión de otros, conviene hacer algunas reflexiones sobre estos hechos, especialmente pensando en nuestro departamento:
Se debe resaltar el clima de paz que se vivió en el certamen electoral como consecuencia de la negociación política del conflicto armado entre el gobierno colombiano y las Farc.
La que era la guerrilla más antigua del mundo, es un movimiento político que por primera vez participó en elecciones con unos pobres resultados, sin embargo, como decían ciertos analistas, es mejor tenerlos echando lengua que echando bala.
Nuestro departamento sigue siendo el coto de caza predilecto de muchos barones electorales que vienen a pescar los votos de quienes incautamente creen que ellos se comprometerán con nuestro terruño.
En nuestra región seguirán teniendo protagonismo los mismos partidos políticos que han tenido la representación en los últimos años, a diferencia de otras regiones, aquí las opciones alternativas no consiguieron escaños en la Cámara de Representantes.
El Tolima ha virado indudablemente hacia el conservatismo. La elección de un Senador y dos Representantes a la Cámara de este partido, pone de presente que es la fuerza política con mayor fortaleza.
El Partido Liberal deberá emprender un proceso de reflexión autocrítica sobre sus resultados electorales, de ese departamento del Tolima que enarbolaba el trapo rojo va quedando poco.
Esperamos que la bancada tolimense proponga proyectos de ley que promuevan los derechos sociales, pensando en el beneficio de las mayorías olvidadas y excluidas.
Queremos ver a nuestros congresistas realizando debates de control político sobre los temas fundamentales que afectan a la sociedad regional y no acomodándose a los designios del ejecutivo como habitualmente ha sucedido.
Elegidos los congresistas del Tolima, se buscará que se comprometan con una agenda de proyectos estratégicos para el departamento, lo ideal es que la misma, no piense solamente en los intereses de los gremios económicos, sino también en el de los sectores sociales tradicionalmente marginados.
Los congresistas deben asumir un verdadero compromiso con sus electores, sus responsabilidades tienen que ver con el cumplimiento de sus promesas relacionadas con la búsqueda del bien Común y no con el beneficio exclusivo de quienes los respaldaron electoralmente.
Una buena práctica que se debe instituir, es la rendición de cuentas de los elegidos con sus electores, esto fomenta la transparencia y la ética pública.
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