También lo respetan hasta los contradictores, que no pueden negarle sus virtudes. Sus inteligentes y sustentadas propuestas animarán el debate para escoger al nuevo Alcalde de la capital. Nerviosismo debe de haber entre sus competidores. Ojalá que los medios de comunicación no le nieguen el espacio que le permita superar la principal debilidad de su candidatura: que sólo lo conocen los bogotanos más informados vinculados a la academia, la política y las asociaciones sociales y gremiales.
Carlos Gaviria, de quien Aurelio fue asesor en temas económicos, dice que él “es de las personas que más saben de Bogotá”, aseveración que puedo confirmar porque conozco sus análisis, muchos de ellos fruto de reflexiones en el Grupo Bogotá, un centro de estudios promovido por él con especialistas en asuntos urbanos y ambientales de alto nivel. Por ejemplo, conoce al dedillo los temas de Transmilenio, el Metro y los servicios públicos, debates que libra con documentados e inteligentes análisis, incluidos los incontrovertibles en contra de la venta “a precio de gallina flaca”, como suele decir, de la ETB.
Aurelio posee otra ventaja en la que difícilmente pueden equipararlo: una muy sólida y amplia formación académica en temas económicos, sociales y políticos, la cual incluye su título como ingeniero industrial, su docencia universitaria y ser miembro de la Academia Colombiana de Economistas, los siete serios libros que ha publicado y años de artículos semanales en los periódicos La Tarde, de Pereira, y El Nuevo Día, de Ibagué, http://bit.ly/qUZ7Yy. También pueden certificar sus calidades intelectuales los asistentes a sus numerosas conferencias en todo el país, en universidades, centros de estudio y agremiaciones, al igual que sus ponencias en eventos en el exterior.
Aurelio es, además, un hombre de acción, de los que se arremangan y luchan por hacer realidad sus convicciones y propuestas. En el amplio mundo del café y el agro –donde es una autoridad y aguerrido dirigente nacional– son muchos los que pueden dar fe de su visión democrática frente a los problemas de campesinos, indígenas y empresarios y su gran capacidad organizativa, por su habilidad para trabajar con otros y liderar procesos. También pueden atestiguar sobre su capacidad para atender asuntos diversos quienes lo conocieron como miembro de la Junta Directiva de Fenalco de Risaralda. Su don de gentes le permite interactuar con igual solvencia en una reunión obrera, o en una académica o empresarial.
Aurelio tiene una larga experiencia política, que se remonta a los días de estudiante en la Universidad de los Andes, cuando se vinculó a la Juventud Patriótica, la organización juvenil del MOIR, organización a la que nos enorgullecemos de pertenecer y que tuvo una activa participación en la creación del Polo Democrático Alternativo, el insustituible proyecto histórico de unidad de la izquierda democrática. Además, fue diputado en la Asamblea de Risaralda y candidato a la Gobernación de ese Departamento y al Concejo de Bogotá. Sus profundas convicciones políticas no le estorban para trabajar con gentes de otros partidos, con una condición: que la causa le sirva al progreso nacional. Insiste en que su candidatura es unitaria en cuanto al Polo y en cuanto a todos los bogotanos, sin importar su origen político.
Pongo mi mano en el fuego por las virtudes de Aurelio Suárez. Y con absoluta certeza agrego: hay muchos colombianos tan pulcros y honrados como Aurelio, pero no más que él.
Las propuestas de Aurelio parten de un criterio que las distinguen de las demás: se inspirarán en concepciones diferentes a las del neoliberalismo, política que es la causa de los principales problemas de la ciudad. Con razón, muy bien ha caído su candidatura entre los polistas y los no polistas de Bogotá y el país.
Aurelio Suárez Montoya es el excelente candidato del Polo a la Alcaldía de Bogotá. Afirmo que excelente porque puedo demostrarlo en detalle, pues lo conozco desde hace 35 años, lapso en el que he luchado hombro a hombro con él y en el que me he nutrido de su responsabilidad ejemplar y acertada capacidad para analizar y decidir.
Credito
JORGE ENRIQUE ROBLEDO
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