La verdadera solución

Rodrigo López Oviedo

Dadas las condiciones de mayor empobrecimiento, generadas por las medidas de confinamiento que se nos están aplicando para retardar el avance del Covid-19, en algunos países han salido grupos de trabajadores a reclamar el fin de esta estrategia y, a cambio, la reapertura de sus puestos de trabajo.
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Esta es, en realidad, una exigencia inducida por sectores oligárquicos, que han visto disminuidas sus ganancias en razón al lucro cesante que pesa sobre sus inversiones. No sobra decir que en tal inducción han jugado un papel predominante los discursos oficiales, a través de los cuales se propaga el falso dilema de morir por hambre en casa, o el simple riesgo de contagio en la actividad laboral.

Ese discurso, pronunciado de manera más sutil por algunos mandatarios que por otros, ha contado a su favor con el ingrediente de la incertidumbre sobre lo que pasará mañana. Esto ha hecho más fácil aceptar el retorno al trabajo, no importa que deba hacerse bajo condiciones empeoradas -en jornadas parciales, por turnos, sin los recargos de ley-, con tal que reporte algún ingreso que al menos le reduzca al trabajador y a su familia los rigores de la miseria.

Nuestros gremios económicos han manifestado explícitamente su aceptación a que se atenúe la cuarentena, a lo cual ha accedido disimuladamente el presidente Duque. Este funcionario comenzó autorizando la apertura de las empresas productoras de tapabocas, guantes y demás componentes de los uniformes de labor del área de la salud, lo cual todos vimos lógico; pero continuó con autorizaciones a todo el sector industrial y de la construcción, así como a las empresas comercializadoras de insumos, equipos y materiales, y por esa vía llegaremos a la apertura de todo el sector comercial y de servicios, dejando el confinamiento exclusivamente para viejitos y estudiantes.

Luego de esas decisiones, vendrá, muy seguramente, una mayor inclinación de las curvas de contagio y muerte, con lo cual se borrará toda duda respecto a que la obligación de garantizar la vida, honra y bienes de los ciudadanos el gobierno la cumple al dedillo en lo tocante a los bienes de los ricos, que para lo de la honra y la vida del resto… Dios proveerá.

Lo que los trabajadores debemos estar exigiendo es garantías al derecho a vivir dignamente, lo cual implica pan y médico en la casa para evitar que tengamos que salir a contagiarnos. Tenemos derecho a ello, así sea solo por unos cuantos meses. Esto representaría tan solo una bicoca, si lo comparamos con la riqueza a manos llenas que durante muchas generaciones los trabajadores hemos entregado al Estado y a los verdaderos dueños del país.

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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