Tal vez la noticia económica más publicitada esta semana fue el índice de crecimiento del país, según el Dane, el último trimestre el PIB creció tan solo el 2%, frente al mismo trimestre del año 2015, además informa la misma fuente que este crecimiento es el más bajo registrado los últimos siete años.
Desde luego, la lluvia de comentarios no se hizo esperar, desde distintos ángulos analistas económicos, columnistas económicos, académicos y políticos, sentaron sus posturas frente a las implicaciones que representa para la economía del país un crecimiento tan bajo.
Por su parte, el Gobierno nacional hizo lo suyo, casi de la mano con la publicación de los datos lanzó un nuevo programa económico denominado “Colombia Repunta” una estrategia que pretende potenciar y reactivar iniciativas económicas como la construcción de obras civiles, programas sociales y la reactivación del agro; con el fin de lograr un mayor crecimiento, no permitir que la economía se desacelere a un más y no se pierda el terreno ganado en temas de empleo formal, para consuelo de algunos, Colombia no es el único país que creció a escalas bajas, países como los Estados Unidos, Chile y México también mostraron indicadores incluso menores que los actuales del país.
En teoría, el programa es una medida efectiva y en hora buena para frenar el desacelerado ritmo económico que en el último año ha presentado la economía, pero surge el interrogante, ¿Qué la hace falta a la economía colombiana para que repunte? Por tanto, las respuestas a este interrogante son dos.
Lo primero que debe acompañar el paquete de medidas económicas del programa Colombia repunta, es un fortalecimiento institucional, los últimos casos de corrupción son una clara evidencia que, pese a las grandes inversiones en infraestructura y programas sociales, los corruptos llegan primero y los entes de control se quedan cortos o sencillamente no ven el camello en el ojo de la aguja.
Lo segundo que debe acompañar el programa Colombia Repunta, son unos indicadores de gestión y cumplimiento, un elemento sencillo pero que en la administración pública del país brilla por su ausencia, estas iniciativas deben de tener indicadores a corto, mediano y largo plazo, y sus avances y cumplimientos debe ser publicitado con la misma rimbombancia con la que se lanzan los programas y proyectos estatales.
Ejemplos de donde falla la institucionalidad y los programas carecen de indicadores hay muchos y en el Tolima tenemos ejemplos insignias, El Túnel de Línea, las obras de los Juegos Nacionales, entre otros, pero ya es hora de subsanar los errores del pasado y retomar la ruta hacia el crecimiento económico global; para lograrlo resta a los gobernantes de turno, fortalecer la institucionalidad y que sus proyectos tengan indicadores medibles y fiables.
Julianricar_80@yahoo.es
Profesor Universitario / @profejulianr.
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