No hay que ahondar mucho en indicadores económicos y sociales para que los colombianos y los tolimenses logremos identificar el buen momento que atraviesa la agroindustria y específicamente la producción de alimentos en el mundo, desde luego una oportunidad de oro para que el Tolima aumente su productividad y sea más visible y representativo para la economía nacional y mundial.
El primer dato alentador es que el país tiene el potencial para ser uno de los siete países donde se siembre el 50% de la producción de alimentos del mundo, de hecho, el indicador que menos afectó la canasta familiar en el país, fue el costo de los alimentos, además de ser el agro en el año 2017 uno de los sectores que más aportó al crecimiento económico del país. ¡Las cifras nos están hablando!
El campo hay que tomárselo en serio, desde este espacio hago un llamado para que todos los sectores productivos, empresarial y directivos del departamento, entiendan la importancia que tiene la producción de alimentos y de las potencialidades de esta región para continuar consolidándonos como una despensa agrícola de Colombia, pero surge entonces dos interrogantes: ¿Qué ha pasado y que nos falta para lograrlo?
Al primer interrogante, ¿qué ha pasado? Las respuestas son sencillas, y muy conocidas por los colombianos, el agro perdió importancias en términos de generación de empleo, los índices de informalidad laboral en el campo son los más altos, la baja tecnificación de los sistemas productivos, el rezago de las vías tercerías y la baja regulación de precios, permiten que todos los años el campesinado colombiano vea afectada su inversión y sus esfuerzos productivos.
Por ende, a la pregunta, ¿qué nos falta para lograrlo? La respuesta debe ser, volver a mirar el campo con ojos de prosperidad, por tanto, el llamado a los dirigentes es a potencializar el agro, con el fin de que este sector vuelva a ser el eje importante y dinámico de la economía regional y nacional, para ello todos los sectores del país y la región: academia, agremiaciones, el Estado y el aparato productivo, deben virar la mira a este sector, lo que significa que los dirigentes públicos y gremiales deben doctar de atractivos a este sector, mejorar las vías de acceso, mejorar la inversión en ciencia, tecnología e innovación, y hacer una apuesta por disminuir los índices de informalidad laboral en este renglón de la economía, los productores deben además apostarle a la diversificación; los cultivos tradicionales han sido y continuarán siendo importantes, pero las frutas, los tubérculos y las legumbres que han venido ganando un espacio representativo en la canasta familiar local y se consolidan en el mundo; los gremios deben de hacer sus apuestas por mejorar las exportaciones, es imperante que nuestros productos agrícolas lleguen a más países y saquemos provecho de los TLC, que tanto mencionamos que nos han afectado. En síntesis, el cambio que las regiones y el departamento del Tolima requieren, es una inversión ostensible por mejorar su productividad, con ello no solo se logrará hacer de este sector uno incluyente, sino también una mayor visibilidad nacional e internacional para nuestra región.
Finalmente, el llamado indica que las potencialidades de crecimiento de la región son claras y el agro junto a la ubicación estratégica son un binomio importante, la clave es hacer del agro un sector atrayente a la inversión y para ello es importante que sea productivo, con ello además del crecimiento interno, contribuiremos para hacer de este, un sector representativo para los ingresos departamentales y nacionales, una fuente dinámica de inversión y de ingreso estatal y un modelo de competitividad y crecimiento en un sistema económico, donde el que no sea competitivo está dispuesto a desaparecer.
*Profesor Universitario
Julianricar_80@yahoo.es
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