Y la cuestión es simple. Se está promocionando la gratuidad educativa como el hecho de tener 40 o más niños en un salón de clase con un profesor al frente al que le llegue el sueldo y asista; con una fórmula sencilla de que niño por cabeza sale a tanto y entonces le giro tanto al plantel educativo o a las secretarías de educación municipales o departamentales para que paguen por cabeza reportada–tal cual feria ganadera-.
¿Y los verdaderos costos para que haya una educación con calidad, dónde están sumados en esa fórmula? Varios ejemplos o preguntas de reflexión:
Asegurará ese envío por cabeza que en las instituciones educativas que cuenten con alguna piscina, alberca o charco para la enseñanza de la natación de los niños y niñas, para que hagan deporte o para que conformen los equipos deportivos que representen las regiones y al país ¿funcionen? Es decir, valor de los químicos, de la planta de tratamiento, del entrenador, del mantenimiento de ese espacio colegial. Estoy absolutamente convencido que No.
Asegura ese giro nacional por cabeza estudiantil que los colegios u escuelas que tienen algún polideportivo o tan siquiera una canchita múltiple de microfútbol, baloncesto y voleibol, funcionen, estén demarcadas, tengan aros, redes, balones (sin contar con los uniformes de entrenamiento). La respuesta contundente es No.
Que aquellos que tienen una muy buena área, zonas verdes o espacio suficiente para que los muchachos y muchachas no se ahoguen y caminen desarrollando la dialéctica (tesis, antítesis y síntesis en sus discusiones), éstas se mantengan en óptimas condiciones, limpias, desmontadas y seguras. Otro rotundo No.
Que si ven sistemas en su malla curricular y los equipos computacionales sacan la mano o necesitan programas modernos y acordes para dicha enseñanza, éstos sean instalados o cuenten con mantenimiento mínimo, se les dé tal apoyo gracias a la gratuidad. Sigue siendo un No.
Y así puede haber miles y miles de ejemplos más sobre las necesidades educativas reales de nuestros planteles educativos en el país y el departamento, y la respuesta seguirá siendo que la mentada y cacareada gratuidad educativa no cubre con un solo pesito eso.
Y solo estamos refiriéndonos a cosas básicas de funcionamiento u operatividad de los establecimientos no de lo necesario para tener una educación con Calidad o Pertinencia, como dicen los conocedores del tema hoy en día, para despistarnos a los calentanos.
Quisiera hacer un reto público a quien quiera aceptarlo. Porqué cualquier periodista o medio no hace un recorrido por los establecimientos públicos de Ibagué y de algunos otros municipios del Tolima, habla con profesores y rectores, con los mismos alumnos; hace trabajo de campo, simples visitas, levantamiento de estado del arte, caracterización –como dicen ahora y suena chévere- de las necesidades en cada uno de ellos. Seguramente la realidad atropellará a la razón (aunque me imagino que con lo acuciosos que son aquí EL NUEVO DÍA eso ya se debe estar trabajando).
Por qué no se les pregunta a los secretarios y secretarias de educación en el departamento sobre la realidad de las necesidades para tener un giro económico del Gobierno nacional a cada escuelita y colegio rural y urbano que cubra las necesidades básicas que allí se tienen.
Porque así como está planteado hoy el tema de la gratuidad se trata simplemente de ganar aplausos de la baranda, ahorrarle unos pesitos a los papás –y seguir descargando la responsabilidad de la educación en el Estado- y que de lo mínimo para la calidad gratuita no se diga una Jota. Bonito eso de la gratuidad. Solamente bonito.
Con todo respeto por la señora Ministra de Educación y por el propio Gobierno nacional, la tan mentada y promocionada gratuidad educativa no es más que un cuento chino. O por lo contrario es una verdad pública a medias de parte de las instancias nacionales.
Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-
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