Voto por una mujer

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Más allá de las razones científicas frente a que las mujeres son más organizadas, con un mayor sentido de lo colectivo, ejecutivas en sus tareas, efectivas para invertir recursos, creo que los más de 200 años de historia que tenemos como Nación nos dan la razón en afirmar que es hora de que al país lo conduzcan las mujeres.

No estaríamos como estamos hoy, si en ese pasado de vida republicana colombiana se hubiera colado en la presidencia una mujer. No hay que caer en lugares comunes para decir que milagros económicos, recuperación de la confianza en lo público y las instituciones, lucha efectiva contra la corrupción, reducción real de la pobreza y la desigualdad social se han dado realmente cuando los estados son dirigidos por mujeres como sucedió en Chile, en Argentina, en Costa Rica, en Brasil -con todo y sus problemas actuales-, Alemania, Corea del Sur, Pakistán o India.

Para no hablar desde las disputas intestinas de Bolívar y Santander, hagamos memoria en un ejercicio reciente (20 años) del paso de hombres por el Palacio de Nariño. Comencemos por los que aún están activos o vivos. César Gaviria Trujillo, creo que el haberse encontrado la presidencia en el entierro de Luis Carlos Galán, marcó su nefasto gobierno. Fue el padre, creador y pensador de la apertura económica que quebró el agro, la industria y el comercio nacional, metiéndonos al mundo sin estar preparados ni siquiera en la infraestructura básica; además, al parecer, hizo lo que hoy reclama: que al conocer que plata de los narcos habría entrado a la campaña de Ernesto Samper, no fue diligente en entregar las pruebas y hacer lo debido.

Del gobierno de Ernesto Samper y Horacio Serpa, que al parecer fue una especie de narcogobierno del Cartel de Cali, se la pasó defendiéndose para quedarse amarrado al solio presidencial, mientras el país andaba sin ser “ni chicha ni limoná” aumentando la pobreza. Andrés Pastrana quiso ser más astuto que las Farc y éstas le mamaron gallo. Consiguieron un lugar donde refugiarse, rearmarse, montar laboratorios de coca, llevar secuestrados, recibir cómodamente el dinero de extorsiones, lavar su cara frente al mundo con visitas permanentes de periodistas.

De Álvaro Uribe Vélez es mejor pasar rápido la página, porque con sus aciertos y desaciertos, malas compañías, medio lunático y de seguridad en ocho años de gobierno, aún hoy no se puede hablar porque como ninguno logró dividir el país entre quienes lo aman ciegamente y quienes lo odian ferozmente.

Del actual mandato, no es necesario explicar mucho, porque sabemos que es un gobierno sin norte, errático, promesero, del bla-bla-bla, poquitas concreciones y ejecutorias y el desmadre de la seguridad ciudadana.

Por eso, tenemos una magnífica oportunidad; en contienda hay dos inteligentes, capaces, con carácter, de resultados, cero escándalos hasta hoy. Por un lado, Marta Lucía Ramírez, conservadora, y, por la otra orilla ideológica, Clara López del Polo. Sin duda, dos buenas hojas de vida con las que podemos rendir tributo en este mes a las madres, hermanas, primas, hijas (...), dando nuestro voto por ellas. Ese será un país en buenas manos.

Credito
NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSÁN-

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