“Sinvergüenzas, descarados, ineptos, corruptos, ineficientes, poco profesionales”….estos y mil epítetos, calificativos y adjetivos más que no se pueden escribir, escuché este fin de semana en barrios del sur de Ibagué para referirse a las directivas del Ibal, parte de su personal y el Alcalde. Razón, pensaría uno, tienen de sobra esos ciudadanos indignados o a quién le gusta que le quiten el agua sin avisarle, sin comunicarle, sin una explicación o sin una disculpa posterior.
A la indignación de las personas de los barrios Yuldaima, Las Vegas del Yuldaima, Cámbulos, La Libertad, entre otros, por ese racionamiento camuflado al cual al parecer los tiene sometidos el Ibal hace varios meses, pero que se hizo agudo el sábado pasado en horas de la mañana cuando el agua se fue y llegada la tarde de ayer domingo aún no llegaba, se suma una enorme frustración de que se les trate como ciudadanos de relleno por el Ibal y la Administración municipal en lo que tiene que ver con ese servicio.
Escuchando a esos ibaguereños percibe uno que tienen más dolor de ciudad, sentido de pertenencia y un mayor sentido común que algunos de los funcionarios y directivos –que algunos llaman hora nalga- que el Alcalde y el Gerente del Ibal tienen devengando del presupuesto oficial. ¿Qué cuesta? –nada por su puesto- enviar a cualquiera en un carro o moto oficial con un megáfono a informar que el agua se va o se fue y cuándo regresará; sacar un comunicado, acompañar a la gente con carros tanque; o más sencillo aún, alzar el teléfono y llamar a comuneros o presidentes de juntas de acción comunal para informar y pedir que avisen a la ciudadanía; incluso, más fácil y de menos esfuerzo (no se necesita de una gran estrategia o de gastarse plata en pauta radial) tomen de la base de datos un número de cualquiera de habitantes de esos sectores y díganle porqué le quitan el agua sin avisarle o cuál es la razón de ese eventual racionamiento.
Y si no es molestia, de pronto será un enorme esfuerzo gerencial, de gestión, administrativo o de recursos financieros –vaya uno a saber-, colgar la información de porqué le quitan el agua a la gente en la página del propio Ibal o de la Alcaldía municipal. Pero sí, seguramente eso es mucho pedir en esfuerzo, trabajo y respeto por el usuario.
Pero bueno mal de muchos consuelo de…porque en sectores de la comuna Cuatro como La Castilla, Pijao y Onzaga viven sometidos a lo que parece un racionamiento disimulado del servicio de agua desde hace por lo menos dos años, sin que nadie diga ni mu en el Ibal; esta boca es mía o eso pasa por culpa de los tubos que se llenan de aire o una fuguita del tubo madre, como se les volvió estribillo contestar cuando se pone de manifiesto el racionamiento, perdón, el corte imprevisto.
Empezaremos todo un trabajo para descubrir desde la base (los usuarios afectados), los ciudadanos que son sometidos a este posible racionamiento vergonzoso, cuántas horas al día, los días, desde hace cuánto tiempo a ese barrio lo mantiene el Ibal sin agua, perdón de nuevo, corrijo, por qué por fallas técnicas o imprevistos el agua siempre se les va a los mismos.
He escuchado a algunos candidatos a la Alcaldía decir que el problema del agua ya no es importante que porque ya se solucionó –cuando la realidad y la verdad muestran otra cosa-. ¡Ay Dios! Perdónalos porque no saben lo que dicen y mucho menos lo que hacen. Claro, ahora saldrá uno que otro áulico fletado de la Administración a decir que es una persecución de los enemigos de no sé qué, una conspiración de los gringos –al estilo del desgobierno de Maduro- y cuántas bobadas le caben en la estrecha cabeza. Esperamos que amanezca y el agua se deje de ir como por parte de “magia” o de los “mágicos” en Ibagué.
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