Faltando exactamente 20 días para que termine la puja por quien llegará a dirigir los destinos de la Villa de San Bonifacio de Las Lanzas de Ibagué, la pregunta que más ronda en el ambiente -además de saber quién ganará en esta competencia tan apretada- es por qué no ha renunciado a mantenerse como candidato al no tener ya opción ni respaldo efusivo alguno Emmanuel Arango, el candidato del Centro Democrático.
Si lo que se dice es que los uribistas se fueron a reforzar en bloque y de lleno la campaña del candidato cívico Ricardo Ferro desde la semana anterior, por qué seguirá este muchacho obstinado en llegar adonde no podrá y estar de candidato, donde al parecer ya no lo apoyan.
Lo peor de todo es que lo que podría ser el oso político del año en Ibagué, por el poco respaldo en las urnas que el candidato del CD pueda tener, y que de pronto algún aspirante a cualquiera de las juntas administradoras locales saque más votos que él, por tanto, quedaría claro lo que muchos estudiosos señalan: el exceso de democracia también es perverso cuando se anteponen asuntos personales a los colectivos.
La cereza que le faltaba a este pastel llegó finalizando la semana pasada, cuando el propio presidente de ese partido, el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, pidió a su candidato casi que renuncie de una manera muy diplomática. Es decir, lo que sería una evidencia real de que el jefe máximo de esa colectividad, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, ya no estaría con Emmanuel Arango y, por eso, reiteradamente no ha aparecido junto a él, ni asistido a ningún acto de lanzamiento o cierre de campaña aquí. Según se dice por ahí, la carta de Zuluaga podría ser la prueba de que Uribe se decidió por otra opción, para no perder poder ni protagonismo en una ciudad como Ibagué, que le ha sido adepta en todas las campañas de elección popular. Es decir, Uribe ya habría llegado adonde Ferro, porque lo ve ganador.
También, se especula que la postura férrea de Arango de no quererse ir de donde pareciera ya no lo quieren, y cada día lo dejan más solo, podría ser una simple pataleta para conseguir figuración local con miras a sus anhelos personales futuros en la política o la burocracia. Otros dicen que puede ser una estratagema desde otra campaña, en especial la de Guillermo Alfonso Jaramillo, de donde el padre de Emmanuel Arango es uno de los hombres fuertes, para poner un palo a la rueda del apoyo público y la aparición en esta recta final de Álvaro Uribe Vélez en el escenario local respaldando al candidato cívico Ferro, lo que movería las bases del uribismo que esperan un guiño de frente del hoy senador para moverse, especialmente entre indecisos y empresarios.
Claro, todo esto es producto de la especulación en los círculos burocráticos y oficiales, donde el deporte oficial es hacer cábalas sobre la política electoral. Que Arango se mantenga o no, es parte del paisaje que hoy tenemos y habrá que esperar en qué termina este novelón.
También se puede decir que Arango expresa que en este momento es ilegal hacer alianzas o unirse a otros candidatos, que él se ganó la consulta en franca competencia y tendría que ir hasta el final representando al CD por el aval que le dio; igualmente, que es parte del ejercicio democrático participar en unas votaciones y no dejar con las ganas de votar por él a quiénes así decidan hacerlo. De igual forma, que cuantos más candidatos más opciones y así se fortalece la democracia participativa.
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