Con ellos, a su vez, se establece el mapa poético de Colombia, ambicioso proyecto que surgiera de la Editorial Común Presencia, dirigida por nuestros inmejorables amigos Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Inés Osorio, y se concretara con la unión de voluntades y de patrocinio entre la Universidad Autónoma de México, la Universidad Nacional y El Ministerio de Cultura de Colombia y la mencionada editorial.

La emoción se hizo casi completa al comprobar que ahí está representada la poesía del Tolima en los nombres de Luz Mary Giraldo, William Ospina, Hernando Guerra Tovar, Mery Yolanda Sánchez, Luis Eduardo Gutiérrez y Esperanza Carvajal Gallego, voces que ya son parte de nuestra cultura y que enorgullecen el panorama de las letras colombianas.

También se destacan por el Huila los poetas Antonio Correa, Esmir Garcés Quiacha y Guillermo Martínez. Tres son mujeres, lo cual habla muy bien de la madurez a que han llegado nuestras poetas.

Estos nueve poetas de la región figuran al lado de autores tan importantes como Aurelio Arturo, Matilde Espinosa de Pérez, Fernando Charry Lara, Héctor Rojas Herazo, Maruja Vieira, Álvaro Mutis, Jorge Gaitán Durán, Rogelio Echavarría, Eduardo Cote Lamus, Eduardo Gómez, Jaime Jaramillo Escobar, Mario Rivero, José Manuel Arango, Nicolás Suescún, Giovanni Quessep, Jotamario Arbeláez, Jaime García Maffla, Harold Alvarado Tenorio, María Mercedes Carranza, Raúl Gómez Jattín, Hernando Socarrás, Juan Manuel Roca, Darío Jaramillo Agudelo, Álvaro Rodríguez, Juan Gustavo Cobo, Renata Durán, Piedad Bonnett, Eugenia Sánchez Nieto, Orietta Lozano, Carlos Fajardo Fajardo, Gustavo Adolfo Garcés, Ana Milena Puerta, Jorge Cadavid, Ramón Cote Baraibar, Enrique Rodríguez Pérez, Fernando Denis, Juan Felipe Robledo, Federico Díaz-Granados y Andrea Cote, entre tantos otros.

Claro que mi dicha no es completa pues me pregunto por qué no aparecen en esta antología nombres como los de Arturo Camacho Ramírez, Nelson Romero Guzmán, Julio César Arciniegas o Alirio Quimbayo, poetas que han ratificado la importancia de su trabajo a través de varios premios nacionales y, sobre todo, publicaciones de sus obras en las colecciones más representativas en Colombia.

Mi pregunta confirma que una antología obedece más al criterio del seleccionador que a la realidad poética del país, pero, sobre todo, que el criterio es como un caucho, el cual se estira para el lado que más fuerza haga el impulsador de esa totalidad aparente.

Las voces que nos representan en esta importante selección son innovadoras, ya desde la intimidad de sus temas, de la cotidianidad de su lenguaje o del intelecto que despliegan. Y nos invitan, a no dudarlo, a leer su poesía en esta antología.