Fue un acto de esos que se han dado en llamar “flashmob” por lo sorpresivos, sin ninguna planeación aparente, y que busca romper en lugares públicos la implacable rutina cotidiana.
Lo genial de la interpretación de El Bolero de Ravel fue su puesta en escena. Al hall central de la estación llegaron poco a poco los músicos intérpretes, en principio el director y el tamborilero, y a medida que progresaba la composición fueron sumándose los otros instrumentos, que brotaban sin avisar de los distintos puntos de acceso, hasta el momento culminante en que se conformó la orquesta, la música llenó el alma y el improvisado público aplaudió emocionado. Se había logrado el objetivo. El video de este flashmob fue uno de los más vistos en Europa en ese año.
Traigo a colación el evento de Copenhague porque un acto similar se efectuó hace pocos días en el TransMilenio de Bogotá, sólo que acá el acto no se hizo en la estación, sino dentro del articulado en movimiento.
Treinta y cinco integrantes del coro de cámara de la Universidad Javeriana subieron al articulado como todos los usuarios y, una vez distribuidos, cantaron Despedida del Bosque, del compositor alemán Felix Mendelssohn.
La reacción de los usuarios de TrasnMilenio, contrario a lo que imaginaban los organizadores, fue sensacional. Nadie protestó y, por el contrario, escucharon atentos la interpretación de los estudiantes. Todos participaron, unos extrañados, otros conmocionados hasta las lágrimas, y el aplauso al finalizar recompensó por completo el esfuerzo adelantado.
La estrategia de este flashmob bogotano fue diseñada por la productora Despacio. La universidad aportó el coro.
Esta reacción me hizo pensar en que no todo está perdido en un país de asesinos y ladrones como el nuestro. Al pueblo colombiano, como los miles de usuarios del transporte público, aún lo conmocionan actos como el llevado a cabo por los estudiantes de la Universidad Javeriana, aún tiene sensibilidad, aún descubre en el arte la posibilidad de una vida más amable.
Rota la rutina de ese viaje estresante en TransMilenio (transmilleno, le dicen los bogotanos), la efectividad de la música y del arte ha sido comprobada.
Bienvenidos los flashmob, esos que hagan pensar en que para vivir mejor está el arte, contrario a lo que preconizan los guerreristas, ansiosos del poder para desaparecer a los que no comulguen con sus ideas.
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