Verdad espeluznante

Uno no sabe si lo que lee es ficción o realidad, si existe esa maldad o es imaginación de una autora del realismo mágico que hasta ahora se deja conocer. Espeluznante.

Uno no sabe si es testimonio o afán de figuración o búsqueda de lucro por el tema. Tantas cosas que se dan en estos tiempos de Dios.

Pero es tal el listado de abusos y de crímenes, que uno siente recorrer un frío desconocido por el cuerpo.

Uno ha leído todo eso en los periódicos, lo ha visto en televisión, lo ha escuchado por la radio, pero no como totalidad sino como noticia vuelta costumbre. 

Pero totalizado el crimen en un libro aterroriza a cualquiera. Más terrorífico es encontrar en sus páginas que no hay clase social, ni actividad industrial y menos nivel de poder en el gobierno, que no haya estado vinculado a esa maquinaria del crimen. Como si la corrupción fuera la consigna en el manejo del Estado, desde el Frente Nacional hasta nuestros turbulentos días. Incluso desde antes.

Es inverosímil que toda mi vida haya estado arropada por tan tremenda historia. Qué vergüenza.

El miedo avanza como un mal. Tantos presidentes, por no decir todos, ministros, magistrados, directores, jefes y subalternos salpicados por la nube blanca de la coca, las salpicaduras rojas de la sangre, el frío de los muertos, el brillo verde de los dólares, la ambición de tierra y propiedades. 

Por el asesinato de la moral y de la ética.

Claro que no leí por interés sino por curiosidad el libro “La viuda negra”, investigado y escrito por la periodista Martha Soto Franco. Lo leí porque creí encontrar en él unos datos que me podrían servir para conformar el perfil de un personaje para mi novela. Me derrumbé de rabia y de dolor. Lloré de impotencia y maldije mi ignorancia. Vomité de asco.

El libro debería ser leído en las universidades y cursos superiores de secundaria en los colegios, no porque les sirva de ejemplo para conseguir con facilidad dinero a manos llenas o evitar morir, ser descuartizados, empacados en cajas y después ser tirados en un potrero o en una calle concurrida del imperio, sino para que no se repita nunca. 

Comparto la teoría de los sabios que dicen que conocida la historia es menos probable que se repita la tragedia.

¿Qué podemos esperar de un país en que la ilegalidad y la impudicia, el cinismo y la insolidaridad gobiernan su destino? ¿Qué podemos hacer por esta democracia insana? 

No creo que después de leer este libro alguien sea capaz de elegir de nuevo a ex convictos o a sus secuaces. Que los dioses nos salven de continuar inermes alcahueteando a los bandidos.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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