Otra vergüenza para el arte

.

El Ministerio de Cultura acaba de dar muerte al estímulo de la creación literaria en Colombia con el anuncio de la convocatoria del Premio Nacional de Novela 2014 y la reforma del certamen.

En la misma forma como acabó con el arte plástico y su invento de la selección por curadores para los Salones Nacionales, que brotaron como maleza para imponer sus criterios seudoestéticos, así lo hace con la literatura.

Lamentable que la novela pase al diván de los enfermos con semejantes signos de agonía. Antes los estímulos eran para obras inéditas. Ahora serán para libros publicados, ya veremos en qué forma, lo cual ha despertado inquietud por el sesgo oscuro con que se adorna dicho premio.

Aunque con las inéditas siempre se rumoró su adjudicación como consecuencia de componendas y favorecimientos, lo cual no es raro en Colombia donde todo se transa y se corrompe, eran obras inéditas y el premio presumía el estímulo a nuevos valores y con ello ratificaba su importancia.

Rara vez, que yo sepa, algún autor ya reconocido optaba al premio o, mejor, concursaba, y eran los semilleros de los talleres literarios los que aportaban el mayor número de participantes, como también los escritores de provincia en búsqueda de reconocimiento y estímulo para su labor aislada e ignorada por el centralismo burocrático, incluso el del Ministerio.

Ahora la mejor novela saldrá de las que han sido publicadas en 2012 y 2013, producidas por editoriales legalmente constituidas, y que no hayan sido reimpresas ni reeditadas. Los jueces serán periodistas culturales, comentaristas, libreros, bibliotecarios, nombrados por el Ministerio con el ejemplo de Arcadia en la selección de sus 100 mejores obras (el ninguneo a lo independiente y a lo de provincia fue impresionante y vergonzoso).

¿Por qué no todas las del siglo XXI? En Colombia casi toda la literatura es inédita pues la mayoría apenas si alcanzan los mil ejemplares en una población de 46 millones, una absoluta minoría y una vergonzosa ineditud.

El espectro se podía limitar a los vivos, para que los consagrados que ya murieron, entre otras cosas en la miseria, no opten por solucionar su pobreza física ahora que no lo necesitan.

¿Por qué no las reimpresas o reeditadas? ¿Acaso no se premia una obra y no un negocio? Entiendo que el premio ahora es reconocimiento y aunque no es el de la trayectoria del autor no veo por qué no sea la de un libro. Es una limitación sesgada.

Los jurados serán los mismos, o similares qué más da, del trabajo con Arcadia y por lo visto el resultado también será de la misma envergadura: premio a las multinacionales y a las vedetes del momento.

Que viva la literatura colombiana.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

Comentarios