Saludcoop es de la economía solidaria

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En mayo de 2015, el Gobierno nacional deberá tomar decisiones neurálgicas en relación con el futuro de Saludcoop, hoy intervenida por la Superintendencia de Salud.

Las opciones con las que cuenta el Gobierno son liquidar Saludcoop, mantener su intervención, vender a terceros, retornar esta empresa de la economía solidaria, allí donde fue gestado.

Es éticamente correcto, políticamente pertinente y jurídicamente viable que Saludcoop regrese a la economía solidaria colombiana.

Cuando el país ha tenido que enfrentar crisis sistémicas en sectores estratégicos como el financiero, décadas atrás y el de salud más reciente, las empresas solidarias que operan dentro de esos sectores han sido objeto de las más radicales intervenciones.

Como consecuencia perversa de esos procederes, en el imaginario colectivo queda la tendencia a generalizar que fueron sólo las cooperativas las responsables de dichas crisis y ello no hace justicia con la institucionalidad de la economía solidaria, parte fundamental de nuestro ordenamiento constitucional.

De seguir con esa cuestionable tendencia, en el hipotético caso de que mañana haya una crisis aguda con el transporte en Colombia o con el sector asegurador, no sería extraño que las decisiones radicales se centraran en los emprendimientos solidarios que participan en esas actividades y que otros operadores privados o públicos de esos servicios pasen de agache con sus respectivas responsabilidades.

Esto, reitero, no hace justicia con un sector que ha generado riqueza económica, capital social y contribuido a la equidad y la democracia en Colombia.

La intervención de la que ha sido objeto Saludcoop a la fecha arroja saldos pedagógicos para todas las partes.

El Gobierno acumula aprendizajes en lo que atañe a la regulación integral del sistema de salud del que hacen parte y son igualmente responsables operadores privados, públicos y de la economía solidaria.

El sector de la economía solidaria profundiza sus aprendizajes en lo que respecta a la gestión de recursos públicos dentro de criterios de autonomía responsable, principio caro a los fundamentos de su movimiento.

El Gobierno nacional, el liderazgo cooperativo colombiano representado por Confecoop, las cooperativas dueñas originales de Saludcoop, otras cooperativas y formas del emprendimiento solidario como mutuales, fondos de empleados y eventualmente cajas de compensación, deben empezar a explorar una fórmula socialmente competente que permita retornar este patrimonio económico y social que es Saludcoop a las entrañas del sector en el que fue forjado, creando a futuro un modelo de Gobierno corporativo transparente capaz de rendir permanente cuentas a la sociedad dentro de criterios de autonomía responsable.

El Gobierno nacional, después de su intervención, procediendo así, daría un mensaje real de confianza en la ‘economía solidaria’, a la que convoca siempre como protagonista en la solución de los grandes retos económicos y sociales que tiene el país.

Es tiempo de cohesión y unidad de la empresarialidad solidaria de Colombia alrededor de este propósito legítimo y clave para su futuro.

Credito
ALFREDO SARMIENTO NARVÁEZ

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