Un año del presidente Duque

Alfredo Sarmiento Narváez

Por estos días, al cumplirse el año de gobierno del presidente Iván Duque Márquez, han proliferado informes, columnas, encuestas de favorabilidad-desfavorabilidad y percepción sobre diferentes asuntos de interés nacional que apuntan a un balance parcial sobre la gestión presidencial.

Esta columna con alta probabilidad se perderá en medio de esta avalancha de opiniones referidas al tema. En todo caso, la escribo con la esperanza de que algún generoso lector la encuentre interesante y también la escribo para mí mismo, para decantar emociones, ideas y narrativas sobre el acontecer nacional.

Voté por Iván Duque Márquez y debo decir que si fuese necesario volver a votar por él el próximo domingo para refrendar su mandato, lo volvería hacer, y expondré mis motivos en los párrafos finales de este escrito, después de la siguiente y necesaria reflexión.

Encuentro una diferencia sustancial entre detractores y defensores de la gestión presidencial que va más allá de la obvia divergencia en opiniones.

Los defensores buscan mostrar avances en la gestión presidencial al mismo tiempo que puntualizan en los retos que hay por delante, a las complejidades que impone el contexto en el que se desarrolla la acción gubernamental, y a los procesos e indicadores que es necesario mejorar, no salen a decir que todo va bien y que el gobierno saca cinco sobre cinco.

En contraste, los que fungen como detractores en este debate, son inexorables y abundantes en descalificaciones y argumentos apocalípticos, profetizan hecatombes, abundan expresiones biliosas para referirse a la persona de Iván Duque Márquez de manera desobligante tales como subpresidente, inepto, aprendiz, títere, pusilánime, afirman que le falta identidad y norte y califican al gobierno de mediocre casi que en tono sentencioso, no solo para referirse al año que ya pasó, sino a manera de profecía para los tres que le hacen falta. Ante esta avalancha de críticas, el talante del Presidente de la República es de serenidad, de inteligencia emocional, ni siquiera una salida de tono o de casillas ante sus críticos; eso qué es? talante democrático.

¿Y por qué volvería yo a votar por Iván Duque Márquez en la hipótesis arriba propuesta? Cinco razones: 1) Ha honrado el mandato que le dio el poder constituyente primario de implementar los acuerdos de paz y hacer los ajustes necesarios al acuerdo; con creces, ha hecho más el gobierno Duque por la implementación de la paz que lo que han hecho personas como Iván Márquez, el Señor Santrich y los señores reconocidos con los alias de El Paisa y Romaña. 2) Ha entendido que la democracia colombiana se consolida en la medida en que se restaure la democracia en el hermano país de Venezuela. 3) Ha retomado el sendero de la separación de poderes que tanto bien le hace a una democracia y no ha sometido estas relaciones a prebendas clientelistas que son la cuna de la corrupción. 4) Piensa y actúa global y localmente, 5) El Plan de Desarrollo Pacto Por Colombia: Pacto por la equidad permite articular estrategias sectoriales en escenarios territoriales.

Se ha trabajado un año para sentar las bases de la triada emprendimiento, legalidad y equidad que permitirá disponer todas las energías en la generación de empleo, tema que hoy es la primera prioridad para la sociedad colombiana. Implementar paz también es generar empresa y empleos formales y esto es un propósito para todos.

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