Piss… si, usted, usted que hace parte los tantos escépticos que está pensando que no hay nada que hacer ante tanta corrupción electoral, lo invito a que intentemos depurar tanta práctica perversa.
Recuerde que la polÃtica es ante todo un ejercicio creativo e ingenioso para buscar soluciones conjuntas e inteligentes a los problemas de la convivencia, la infraestructura y el desarrollo humano. Tengamos claro que los cargos de elección popular no constituyen una bolsa de empleo, ni para los elegidos, ni para los electores. Por eso quien endosa su voto por un empleo o quien lo ofrece, es igualmente culpable de la distorsión y compra de conciencias. Como elector solo debemos exigir un programa que apunte hacia los principales problemas de la comunidad y comprometer al polÃtico con la búsqueda del bienestar colectivo, ayudado por los más capaces.
Dude de quien le dice que es transparente. Lo mejor es indagar sobre el origen de la financiación de su campaña. En la polÃtica no hay altruismo, quien da espera recibir y eso direcciona las decisiones que se toman y le impiden al mandatario actuar libremente.
Una recua de oportunistas buscan solo asegurar contratos, la mayorÃa de los candidatos son pusilánimes ante tanta tentación. Son muy pocos los que separan los negocios de la conciencia polÃtica y muchos menos los que rechazan abiertamente “las donacionesâ€.
Mire bien quién está detrás de la imagen sonriente del afiche. El logo no es una simple imagen. Ideológicamente es la expresión de las concepciones que se defienden y una vez se alcanza el poder, estos también pasan cuenta de cobro. Muchos candidatos son simples mandaderos de padrinos y tutores que encarnan los más nefastos modelos del crimen y la corrupción. Debiera exigÃrsele pasado judicial a los patrocinadores de los polÃticos en todos sus niveles, asà evitarÃamos presiones, chantajes y abusos.
Cerremos el paso a las mentiras. Vetemos a quienes contratan a mitómanos profesionales como asesores. Evitemos creerle a los arrepentidos, y a quienes ponen algún dios como intermediario de sus propuestas, la polÃtica es tan terrenal que en ella no tienen cabida embajadores del más allá.
Declárese en dieta permanente y no reciba ni tamales, lechona o cualquier otra dádiva que comprometa no solo su salud, sino su futuro y el de sus hijos.
Pregúnteles a sus candidatos qué piensan de problemas puntuales como la reforma a ley 30 de la educación superior, lo mismo que la explotación minera a cielo abierto. MÃrelo a los ojos, la programación neurolingüÃstica funciona y si usted la aplica en polÃtica, puede que le dé resultados o si no, lo lamento, se volvió a equivocar, no importa, lo intentó.
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