Meses después tuve que aceptar la dura crítica que el escritor Fernando Quiroz hacía en una columna de El Tiempo, donde entre otras cosas afirmaba que en Ibagué no había librerías, sino a lo sumo “una miscelánea que ofrece muñecos de peluche, cajas de colores, artículos plásticos hechos en China para rellenar piñatas y, textos escolares”. El estigma continuó y aunque se hacen anuncios de la llegada de una importante librería nacional, la verdad es que todo sigue igual.
La existencia de librerías en las ciudades es el termómetro de su desarrollo cultural. El escritor español Antonio Muñoz Molina afirmó recientemente que “la librería es la espina dorsal de la difusión de la literatura”, y yo le agrego que es también de la ciencia, el arte, la tecnología y la cultura en general, porque el libro sigue siendo protagónico en el proceso de la adquisición de todo tipo de conocimiento y por más que existan pregoneros de su desaparición, este artefacto cultural vivirá por muchos años más.
Por eso estoy de plácemes con el reciente anuncio realizado por el doctor Héctor Villarraga Sarmiento, Rector de la Universidad del Tolima, en la Feria Internacional del Libro, en el sentido de que esta institución contará en muy breve tiempo con dos librerías en la ciudad de Ibagué. La primera ubicada en el campus universitario y la segunda en la carrera Quinta con calle 10, sede centro de la Universidad.
En dichas librerías se podrán adquirir los textos que Ediciones UT., ha lanzado al mercado en los últimos años, pero también los de distintas editoriales nacionales y extranjeras que les permitirán a los docentes, estudiantes y público en general, acceder a las propuestas culturales, a través de la lectura de las obras más significativas del pensamiento contemporáneo, pero también al diálogo, la tertulia y la interacción propias de la visita a estos locales.
El esfuerzo que esto implica, hace parte del compromiso misional de la Universidad como agente de la formación integral, la socialización del conocimiento y el desarrollo cultural de la comunidad regional y nacional. Por eso la apertura de estas librerías ha de contribuir a elevar los niveles de lectura y a mejorar la calidad de vida de la ciudad.
Fernando Quiroz finalizó el artículo, arriba mencionado, lamentándose de la suerte de la ciudad y de sus jóvenes “Triste realidad. Y más triste imaginar qué futuro les espera a los jóvenes de una ciudad sin librerías”, sin embargo, con la determinación de la UT creemos que el porvenir de esas nuevas generaciones comienza a sonreír.
Hace unos años escribí una columna en la cual clamaba porque alguien montara una librería en esta ciudad de la música.
Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN Profesor Titular UT
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