Los gobiernos de la región latinoamericana han tenido una cierta trayectoria, mayoritariamente similar, pero en todos los momentos de tipo pendular, entre lo que clásicamente se denomina como ‘izquierda y derecha’. Ahora estamos en medio de un ciclo que podríamos denominar de gobiernos de derecha, pero que tienen temporalidades distintas dependiendo de los países.
Probablemente en el último medio siglo los países con gobiernos más ‘estables’ han sido México, con el largo período de gobiernos del PRI y luego dos gobiernos del PAN y ahora el de López Obrador –que viene del histórico caudillismo priista-, pero en general han sido gobiernos de centro y centro-derecha y Colombia que con el pacto frente nacionalista y sus desarrollos posteriores ha tenido gobiernos de centro y de centro-derecha-.
En los años sesenta y setenta del siglo anterior, predominaron en la mayoría de los países de la región gobiernos autoritarios –usando la tipología de Samuel Huntington, dictaduras militares en la mayoría de los casos o dictaduras de caudillos únicos-, todo esto en buena medida estimulado por la llamada ‘doctrina de seguridad nacional’ en el contexto de la guerra fría –a finales de los setenta solo existían tres democracias en la región, las de Costa Rica, Venezuela y Colombia y la muy sui generis democracia del PRI mexicano-.
Estos gobiernos van a promover cambios en el modelo de desarrollo centrado en el mercado interno y con gran protagonismo del Estado, que había caracterizado la región, el llamado ‘modelo cepalino’ y van a empezar a promover uno centrado en la apertura de mercados y predominio de la libre competencia. A finales de los años setenta se inicia el agotamiento de estos gobiernos autoritarios y se inicia el retorno a democracias liberales, esto en buena medida auspiciado por las políticas de derechos humanos del gobierno norteamericano del Presidente Jimmy Carter-
A finales de los noventa e inicio del presente siglo, se inicia una oleada de gobiernos ‘progresistas’ –que algunos ligeramente llamaron gobiernos de izquierda-, con la llegada a los gobiernos de Venezuela de Chávez, a Brasil de Lula, a Argentina de Néstor Kirchner, a Uruguay de Tabaré Vásquez, a Chile de Lagos, a Ecuador de Correa, a Bolivia de Evo, a El Salvador del Fmln, entre otros, pero al final de la primera década del nuevo siglo comienza una tendencia en sentido contrario. Varios de estos fueron antes que nada gobiernos de caudillos, con políticas de cierta redistribución social y apoyo al crecimiento económico, como lo habían sido los populismos de la primera mitad del siglo veinte.
A finales del segundo decenio del presente siglo tenemos en su mayoría gobierno de signo político de derecha; en algunos casos por la fatiga normal de gobiernos de un mismo signo político, en otros por la persistencia de caudillos que quisieran perpetuarse en el gobierno. En algunos casos –como Argentina es un cambio de ciclo corto con el Gobierno de Macri y el retorno al gobierno del peronismo, probablemente eso mismo puede suceder en Chile-. En casos como el de Ecuador y Bolivia es incierto la posibilidad de duración de gobiernos de centro-derecha o derecha y en el caso brasilero, igualmente habrá que esperar resultados en las políticas económicas para saber si va a tener una persistencia mayor o habrá un relevo de corto plazo.
Lo fundamental a destacar es que los cambios de gobierno en Latinoamérica han tenido un comportamiento pendular y las democracias liberales, pese a las dificultades, tienden a mantenerse, ahora dentro de un contexto marcado por la globalización y la entrada progresiva en la región de nuevos actores globales como China y Rusia.
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