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De esta manera, se previenen posibles intoxicaciones alimentarias durante esta temporada, dado que el consumo de pescado en mal estado puede traer riesgos por bacterias, toxinas o parásitos.
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Los síntomas de una intoxicación por pescado en mal estado pueden manifestarse a través de náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, dolores abdominales e, incluso, complicaciones más severas en casos extremos.
Por ende, ante cualquier indicio de estos síntomas, es necesario buscar asistencia médica con la mayor prontitud posible.
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Con el propósito de prevenir potenciales intoxicaciones y salvaguardar la celebración de la Semana Santa, el programa de gastronomía de la Universidad ECCI ofreció una serie de recomendaciones para identificar un pescado en mal estado y adquirir el mejor producto posible:
Observar los ojos: Los ojos del pescado deben presentar un aspecto brillante y saliente. Se debe evitar adquirir pescados cuyos ojos estén hundidos, nublados o descoloridos, ya que estos podrían ser indicativos de que no están frescos.
Olor fresco: El pescado fresco desprende un aroma a mar fresco y ligero. Si se percibe un olor fuerte, desagradable o amoniacal, es probable que el pescado se encuentre en mal estado y se debe evitar su consumo.
Piel brillante: La piel del pescado fresco debe lucir brillante y adherida a la carne. Se deben evitar aquellos ejemplares con la piel opaca, decolorada o que se desprenda con facilidad, ya que podrían ser señales de deterioro.
Textura firme: Al ejercer una ligera presión sobre el pescado, este debería recuperar rápidamente su forma original. Se deben evitar aquellos que dejen una marca profunda o que se sientan blandos al tacto, ya que podrían indicar que el pescado no está fresco.
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