¿Qué pasó con las reformas sociales? la ‘mala hora’ del Gobierno de Petro

Crédito: Colprensa / EL NUEVO DÍAEl Presidente insistirá en sacar adelante el trámite de sus reformas sociales a como dé lugar.
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El ‘crudo’ escenario en el legislativo, aunado a las controversias que han rodeado hasta la fecha a la Casa de Nariño, le dejan al cierre del periodo legislativo un sabor ‘agridulce’ al Gobierno, el cual no pudo sacar adelante el trámite de las reformas sociales claves.
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Con el cierre del periodo legislativo, se dejó entrever en un primer momento que a la coalición de Gobierno Nacional no le fue fácil concretar la discusión sobre ‘neurálgicas’ las reformas sociales al interior del Congreso de la República. 

Por una tarde, a pesar de los intentos del presidente Gustavo Petro de impulsar cambios estructurales sobre la salud, las pensiones y lo laboral, al finalizar las sesiones ordinarias, quedaron sin concluir más de la mitad de estas reformas. Aunque se había mencionado que las incluiría en las sesiones extraordinarias, esto finalmente fue descartado.

Petro le insistió a sus ministros la necesidad de tramitar estas tres reformas durante este segundo período de sesiones, es decir, durante este semestre. El mayor interés se centró en la reforma de salud, la cual fue presentada en febrero y generó gran controversia. 

El proyecto logró ser aprobado en primer debate en la Comisión VII de la Cámara, pero quedó estancado en la plenaria debido a diversas situaciones, como la gran cantidad de impedimentos y los diferentes mecanismos utilizados por los partidos de oposición, los conservadores y La U para dilatar la discusión.

Por otro lado, la reforma pensional también avanzó. Fue votada en la Comisión VII con los votos justos, especialmente de los partidos de gobierno y los liberales. El proyecto sigue en pie y, al igual que la reforma de salud, podrá ser discutido en las respectivas plenarias después del 20 de julio.

Sin embargo, la reforma laboral se hundió, ya que no obtuvo el respaldo de las mayorías. En su última sesión ordinaria, el martes, en la Comisión VII de la Cámara, el proyecto fue rechazado. Según la normativa legislativa, si un proyecto no logra ser aprobado en al menos un debate en la legislatura, se hundirá.

“No fueron capaces de darle un solo debate de ideas, sobre por qué proteger a la señora de los tintos, a la enfermera, a la mujer trabajadora, al hombre que pone ladrillos, al hombre que pone los vidrios de los edificios, al hombre que pone las palancas, a la mujer que cuida. ¿Por qué protegerlos laboralmente era un pecado en la sociedad colombiana? Que disminuí el empleo, dijeron. Nosotros tenemos desempleados el 60 % de la población global que quiere participar del trabajo”, pregonó el Presidente desde Francia. 

 

‘Aguja’ de opinión

Los escándalos al interior de la Casa de Nariño, el trámite de las reformas y las críticas de la prensa, han desencadenado una ‘ola’ de opinión que se está reflejando en las marchas que se han estado convocando desde la oposición como desde los sectores allegados al Pacto Histórico.

También es menester tener presente el ‘resquemor’ que ha suscitado el Gobierno Nacional entre un importante cúmulo del electorado que concretó en las elecciones presidenciales del año pasado. Un primer síntoma es la mala imágen que ha ostentado Petro y la Vicepresidenta desde que asumió las riendas de la Casa de Nariño. 

En la última medición, Petro registró un 55 % de desfavorabilidad, dos puntos porcentuales menos que su compañera de fórmula. Esta tendencia negativa se ha mantenido en las encuestas recientes que evalúan el desempeño de los funcionarios gubernamentales.

Durante el mes de marzo, la gestión de la alta funcionaria tenía una desfavorabilidad del 37 %, pero en la medición de junio este porcentaje se disparó hasta alcanzar un preocupante 57 %, lo cual demuestra que la población no se siente convencida por sus acciones. Así las cosas, Francia Márquez presenta un nivel de desfavorabilidad aún mayor que el presidente Petro. 

Además, la encuesta revela que la Vicepresidenta también ha experimentado una disminución en su nivel de favorabilidad durante el mes de junio, situándose en un 36 %. Esto representa una caída significativa de 14 puntos porcentuales en comparación con la última medición realizada en marzo, cuando su favorabilidad alcanzaba el 50 %, según la más reciente encuesta de percepción ciudadana Polimétrica, de la encuestadora Cifras y Conceptos.

 

Análisis ‘al entorno’

En diálogo con esta redacción, dos analistas compartieron algunas consideraciones sobre la situación actual del Gobierno de Petro, la agenda legislativa y las diferentes movilizaciones que se han gestado desde la ciudadanía.

 

Del bloqueo político a las formas republicanas de gobernar

John Mario González - Analista político y columnista

Lo que ocurrió esta semana con las marchas, el hundimiento de la reforma laboral y el práctico naufragio de las reformas de la salud y pensional es reflejo de un bloqueo político en Colombia que no se había visto desde abril de 1948.

Un bloque que se expresa en la pérdida de gobernabilidad, en la legislatura más pobre que haya tenido gobierno alguno en Colombia en la historia contemporánea y en la pérdida de las mayorías congresionales.

El gobierno tiene dos caminos. El primero es seguir en la fórmula del negacionismo, del lenguaje amenazante y de estar buscando complots y chivos expiatorios a su incapacidad de gobernar, lo cual sería muy peligroso para el país y conduciría casi con seguridad a un quiebre institucional. Y el segundo, es introducir un timonazo de 180 grados a su gobierno, sus políticas, sus propuestas de reformas y asumir una postura dialogante, de respeto a la oposición, a los medios, a sus críticos y a los denunciantes de la corrupción o de las ilegalidades en su gobierno o en su campaña presidencial.

Aquí ya no se trata de pretender reconfigurar mayorías ofreciendo tres o cuatro ministerios a partidos independientes o de oposición porque ya se le fue muy hondo. Lo que tiene que hacer el presidente Petro y el gobierno es reinventarse con un derrotero viable y adoptar formas republicanas de gobernar para todos; dejar atrás perniciosas y exóticas ideas de estatismo, decrecimiento económico y pobreza; promover reformas que, al contrario, promuevan el crecimiento económico para el bienestar y para tener margen de redistribución.

Por fortuna, el gobierno comenzó a lanzar algunos muy tenues mensajes de querer virar y al final no convocó extras para discutir los proyectos de salud y pensional porque entendió que implicaría un mayor desgaste y el Congreso no se las iría a aprobar. Incluso se podría decir que en la práctica abortó las sesiones extraordinarias, sobre las que había generado mucha expectativa, y sólo citó para dos proyectos que en teoría no tendrían mayor inconveniente.

En este momento el gobierno debe estar pensando qué camino escoger, pero no le será fácil y tiene que actuar pronto antes de que el deterioro de la gobernabilidad sea irreversible


 

 

“El ejecutivo se está dando un auto golpe blando”

Germán Sánchez ‘Gersán’ - Analista político y columnista

Creo que el Gobierno Nacional ha perdido una oportunidad histórica de conciliar, de acordar los cambios beneficiosos para los trabajadores colombianos para impulsar una nueva industria como el cannabis, más allá de que se esté de acuerdo o no se esté de acuerdo con su consumo recreativo, y ha dejado en ‘vilo’ las llamadas reformas sociales estructurales a las cuales le había apostado, como la reforma a la salud y la reforma pensional.

Perdió el Gobierno un espacio público desde el cual educar y cambiar actitudes y aptitudes ciudadanas, dando buen ejemplo desde la posición de poder que hoy ocupa, precisamente como Gobierno. Es el ejecutivo el que se está dando un auto golpe blando. 

¿Por qué? Los escándalos no han sido generados por la oposición, ni el de su hijo Nicolás Petro y el ingreso de dineros a la campaña en la costa de dudosa procedencia, ni el de su hermano y la visita a las cárceles a ya sabemos quiénes y con qué propósitos, ni los desatinos de la señora Vicepresidenta de la Nación, ni mucho menos el de Laura Sarabia y el exembajador Benedetti, que además llevó a otro escándalo colateral como fue el suicidio del señor coronel Dávila. Tampoco ha servido la pelea permanente y la descalificación que ha hecho el Presidente para un sector de la prensa colombiana, ni mucho menos la obsesión que tiene de gobernar por Twitter. 

Un reclamo de los gobernadores y alcaldes del país sobre el deterioro de la seguridad en varias zonas de nuestro territorio, no ha sido tenido en cuenta, no ha creado puentes con ellos, no los ha escuchado, no les ha dado respuesta a inquietudes como la posible retoma de corredores importantes en esos territorios por grupos al márgen de la ley.

Estamos entretenidos, en la tonta discusión de quién sacó más gente a la calle, si la oposición o el Gobierno, y no sobre los temas trascendentales. Que ese mismo Gobierno tenga canales abiertos con esos sectores, que entiendan que las discusiones estructurales que se necesitan en el país deben darse, pero paso a paso, concertando y teniendo puntos de encuentro.

Es un proceso por fases y no una imposición a tierra arrasada. Por tanto, la terquedad de obstinación y un poco la soberbia del presidente Petro, pueden ser sus peores enemigos para lograr esos cambios, avances y las reformas que se requieren en Colombia. Pareciera ser su peor enemigo, dentro de sus propios aliados, dentro de sus propias ‘huestes’ y tropas, y dentro de aquellos interesados en los cambios legítimos que reclama el país.

Igualmente, hay una condición del Presidente en impulsar lo político de la oposición, casi que convirtiéndose en el mejor vocero de una derecha extrema, pues parecería estar empecinado en que por no conciliar y no llevar reformas concertadamente, mediadas y acordadas y avances de a poco, en el siguiente periodo tendremos a esa derecha extrema gobernando el país.

Pero además, pareciera estarse convirtiendo en el mayor promotor de que, en las próximas elecciones regionales, precisamente sean otros sectores de una derecha recalcitrante las que ocupen el mapa político administrativo de Colombia.

No puede ser nuestro gobernantes sordo, ciego y testarudo, e incapaz de ver más allá de sus propios intereses, un poco emulando a esa derecha que siempre ha gobernado y se opone a unos cambios. Y creo que si este domingo hubiera elecciones presidenciales, sin duda el Presidente sería un protagonista importante, pero que volviera a ganar, no creo mucho. Creo que desde ahí responde más el ego que la realidad política actual, porque el desencanto con él y sus formas, ha ganado mucho terreno en el país.

 

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