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Es posible que se niegue a compartir con otros un sentimiento que lo agobia y es la sensación de que su compañía no es bien recibida. Cuando piensa en ello se inquieta y se pregunta por qué ocurre, si usted se considera una persona agradable.
Pocos optan por preguntarse: ¿Qué es lo que yo hago para que los demás actúen así? También son pocos quienes piensan que ello puede ser respuesta a su propio comportamiento, y como es más fácil culpar a los demás, es posible que la primera respuesta que llega a su mente es que la gente de su entorno es poco amigable, que son arrogantes, o que su posición les genera envidia.
Si ese es su caso y quiere realmente mejorar tal situación, es un buen momento para que revise sus hábitos haciendo acopio de máxima honestidad consigo mismo. Considere algunas actitudes que aún sin proponerse, pueden incomodar a los demás y acéptelo con humildad. Solo así podrá verse rodeado de rostros amistosos.
El primer consejo es sonreír y saludar con amabilidad. En segundo lugar, escuche más y hable menos, recuerde que no solo lo que usted dice es importante, y monopolizar las conversaciones es un hábito fatal. Si no permite que los demás expresen su opinión y los interrumpe constantemente es posible que no lo quieran cerca.
No hable tanto de lo que usted es, tiene, le gusta o va a comprar. Tampoco haga de sus amistades importantes y relaciones sociales de alto nivel, un gran tema de conversación. Esto lo hará doblemente fastidioso.
Cuide su lenguaje. Lo que dice y cómo lo dice. Usted puede incomodar con su sarcasmo e ironía, con su vocabulario ordinario, con chistes y bromas pesadas o de doble sentido. Ello con certeza va en contravía a la imagen que usted quiere proyectar.
Muchos prefieren mantenerse alejados de las personas negativas, mordaces y especializadas en identificar el lado oscuro de las cosas. Nadie disfrutará su compañía si su concepto sobre el pasado, presente y futuro es fatalista. Y será peor si además poco o nada aporta a las soluciones.
En esta época complicada que vivimos, tampoco son de buen recibo quienes todo el tiempo hablan de las enfermedades y la muerte. Sabemos que hay muchos motivos para sentirse angustiado, pero no favorece el ambiente si hace de ello su tema principal.
Quienes manejan la crítica y el “chisme” como el centro de su conversación hacen sentir mal a los demás que podrían pensar que al salir, ellos serán las víctimas de sus comentarios.
También son aburridas las personas poco creativas, aquellas que no aportan ideas, que esperan que los demás piensen, decidan y hagan por ellos.
Fastidian igualmente quienes piensan que los buenos modales están pasados de moda y poco les importa ser desconsiderados, creen que lo merecen todo y olvidan el uso de expresiones como “por favor”, “gracias”, “buen día”, entre otras.
Olvidando incluso la importancia de cuidar la higiene personal, a pesar de que este es uno de los motivos que más influye cuando usted se relaciona con otras personas.
Revise sus comportamientos y si es del caso considere hacer ajustes serios, así podría ampliar su círculo de amigos pero, sobre todo, será mejor recibido y recordado por los demás.
En tiempos difíciles como los actuales, resulta aún más importante entender la sensibilidad de quienes le rodean, practicar la empatía en todo sentido, asumir una actitud positiva, expresar amabilidad, sonreír, agradecer y dar ánimo a otros, ello es sano para todos.
*Asesora en Habilidades Sociales y Productividad Personal
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