del relleno sanitario que opera en la actualidad en la hacienda.
PUBLICIDAD
Los pobladores de La Miel cuentan con lo que algunos podrían considerar como un vecino ‘incómodo’ o que puede causar dificultades para la convivencia.
Se trata del relleno sanitario que opera en este predio, el cual recibe los residuos sólidos de Ibagué y varios municipios circunvecinos para su disposición final.
César Quintero Caicedo, líder y uno de los residentes más antiguos de La Miel, recuerda que este relleno funciona hace unas dos décadas.
Tras la titulación de las más de 600 hectáreas de la hacienda, las primeras 70 familias pobladoras debían cancelar el 30 por ciento del valor total del predio. Algo que suponía un esfuerzo financiero muy grande, además se planteaba como una dificultad mayúscula porque los habitantes aún no contaban con una fuente de ingreso estable para dicho momento.
En vista de que no contaban con el recurso económico para saldar esa responsabilidad, acordaron ceder un terreno aproximado de 67 hectáreas al Estado para la adecuación de un parque industrial de residuos sólidos, lo cual los eximía de dicho pago.
“Eran unos 1.250 millones de pesos (para pagar) y como campesinos no teníamos el dinero. No habíamos empezado a trabajar ni siquiera”, aseguró Quintero.
Cabe señalar que este espacio en la hacienda La Miel entró en operación para reemplazar el relleno sanitario Combeima que ya había cumplido su vida útil en la capital tolimense.
El acuerdo
Ahora bien, las familias de La Miel recuerdan que establecieron un acuerdo por un periodo cercano a los 25 años. Es decir, este estaría próximo a llegar a su fin.
Sin embargo, según los pobladores, se estima que el relleno aún tiene espacio y capacidad para seguir operando de la misma manera en la que lo ha hecho durante este tiempo. Pero los residentes de La Miel explican que para que continúe funcionando se tendría que generar un nuevo acuerdo que satisfaga y beneficie a la comunidad.
“El relleno puede seguir pero debemos mirar bajo qué condiciones puede hacerlo”, referenció Quintero.
¿Malos olores?
En el centro de la comunidad no se perciben malos olores ni afectación aparente por compartir territorio con el relleno sanitario.
No obstante, Quintero señaló que el paso frecuente de los vehículos recolectores que se desplazan al relleno, para la disposición final de los residuos, dejarían líquidos incómodos en la vía.
Esto, en ocasiones, produciría malos olores o la proliferación de vectores que podrían llegar a afectar la salud de los habitantes de este territorio.
Por ello Quintero, quien reconoce que en la hacienda cuentan con toda clase de servicios, aseguró que les hace falta un centro de salud, para atender cualquier eventualidad, “porque la basura que pasa al relleno lo hace frente de nosotros. Y las aguas negras que vienen de Ibagué pasan frente a nosotros, entonces sí necesitamos un puesto de salud y más en esta cuestión de la pandemia”, afirmó.
Vale señalar que una parte de la comunidad estima que el hecho de tener el relleno cerca ha contribuido, de alguna manera, para que las principales vías permanezcan en óptimas condiciones para la movilidad de vehículos particulares y motocicletas, que emplean como medio de transporte hacia el exterior de la hacienda.
Comentarios