La contratación pública, una tragedia nacional
Cada día y desde casi cualquier rincón del país, escuchamos sobre múltiples contratos con el sector público cargados de irregularidades. Aún aquellos que responden a licitaciones ampliamente divulgadas y otras mucho menos conocidas, resulta que fueron estructurados en “pliegos chaleco” a pesar de que existan parámetros claros, y así surgen numerosos requerimientos que dilatan los procesos. Luego, cuando se adjudican, aparecen evidencias de que los favorecidos no cumplían los requisitos, porque la firma seleccionada tenía problemas legales, estaba inhabilitada o era una empresa de fachada; los supuestos competidores actuaron a manera de cartel y concertaron previamente sus ofertas, o acordaron que solo se presentara un oferente; la capacidad económica no les daba para contratar la multimillonaria suma prevista, o la gente que subcontrataron para la ejecución no era idónea, etc., etc.