El sector académico, como productor de conocimiento por excelencia, encuentra en la vida diaria real su mejor sustento, ya que debe ser la búsqueda de soluciones a la problemática social la motivación del desarrollo científico construido en nuestros centros educativos. Sin embargo, en nuestra práctica cotidiana encontramos muchos temas y asuntos donde se nota la ausencia de “la academia”, pues es ésta la llamada a ofrecer soluciones que sean incorporadas a las Políticas Públicas.
En el caso concreto de Ibagué, asuntos como la provisión permanente de agua potable, el ordenamiento territorial del municipio, la formación de cultura ciudadana, la definición y protección de zonas de reserva de los recursos naturales, la movilidad urbana, la lucha contra la corrupción, etc., deberían ser temas de estudio y trabajo conjunto del sector académico con las comunidades y sectores sociales organizados. En la práctica, cada sector “jala” por su lado con pocos resultados tangibles, desperdiciando en buena medida las enormes ventajas Geopolíticas, recursos naturales, humanos y hasta económicos de Ibagué y el Tolima para convertirnos en una de las principales regiones del país.
En este sentido el “Control social” es una modalidad de participación ciudadana que ofrece una posibilidad de participación protagónica para “La Academia”; no en vano he propuesto la creación de veedurías ciudadanas con participación de alto nivel académico (veedurías universitarias), esto es las universidades públicas y privadas con presencia municipal, que permitan unir en una sola voluntad la dinámica y fuerza de las comunidades y el conocimiento científico a la hora de controlar la gestión pública. Entendiendo por controlar no solamente la evaluación crítica de las políticas y sus ejecutorias, sino también la participación proactiva en todo el ciclo de la política pública: desde la planeación, la ejecución y la evaluación de resultados.
La comunidad educativa en su conjunto (Directivos, docentes, estudiantes) debemos encontrar los espacios y momentos adecuados para una eficaz, eficiente y efectiva participación en el devenir de nuestra región, en función de la pertinencia del conocimiento que estamos construyendo y para aportar significativamente a la construcción social del desarrollo que todos queremos, en términos de equidad y bienestar para todos los ciudadanos.
Todo lo anterior cobra mayor trascendencia en una época como la que se avizora próximamente, cual es el comúnmente llamado “posconflicto”, donde se espera que muchas cosas cambien para generar nuevas condiciones de vida que hagan verdadera y definitiva la paz en Colombia. Esto significa la urgencia de nuevos roles sociales en las dinámicas colectivas de construcción del desarrollo, cual es el caso del sector académico, hacia el cual, como Concejal de la ciudad, insisto en un amplio llamado para que asuma una nueva dinámica de participación en los distintos escenarios de la vida regional y ponga su cuota de conocimiento y propuestas hacia la consolidación del desarrollo y la paz.
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