Desde marzo del año pasado, cuando llegó Gina Parody al Sena, se ha retrocedido enormemente en la dirección estratégica compartida por el sector productivo, que había sido definida en la última década y protocolizada con un ejercicio del más alto nivel técnico, por Camilo Hadad, en diciembre de 2011.
Vale la pena reconocer, que el inicio de este proceso de reenfoque de la misión del Sena puede encontrarse en la Ley 119 de 1990, de Ciencia y Tecnología, y la Ley 119 de 1994, la Ley 344 de 1996. Tomando como bases de política estatal los anteriores desarrollos legislativos, a partir de 2002 se inició un proceso de profundización sin precedentes, por parte de la administración del Sena en cabeza de su director de entonces, Darío Montoya. Gracias a esto, se sentaron las bases del papel futuro que la entidad debía jugar como gestor del conocimiento y, por ende, del desarrollo nacional.
El Sena debe impulsar a Colombia a convertirse en una sociedad del conocimiento. En 1974, el reconocido gurú Peter Drucker, QEPD, escribió el libro “La sociedad post-capitalista”.
En él destacaba la necesidad de generar una teoría económica que colocara al conocimiento en el centro de la producción de riqueza. Al mismo tiempo, señalaba que lo más importante no era la cantidad de conocimiento, sino su productividad.
El Plan Estratégico Sena 2011–2014 con visión 2020, dirigido por una reconocida firma consultora y que incluyó entrevistas a 10 mil personas relacionadas con la entidad, establecía los “elementos estratégicos para la proyección institucional hasta el año 2014 con visión al 2020”.
Por diversas razones, encontramos que el plan no presenta avances significativos en el plazo propuesto y mucho menos en el tema de formación para el trabajo de la población activa, en el cual centramos el análisis presente. Todo el andamiaje de competitividad montado alrededor del tema de recursos 344 está destrozado y la administración Parody no fue capaz de presentar una alternativa para capacitar a los cientos de miles de trabajadores activos, antes de su intempestiva salida a hacer campaña política.
Pero si los empresarios se quejan, los sindicatos del Sena denunciaron, mediante afiches y comunicados, a la administración de Parody, como represiva y antidemocrática.
A pesar de que Gina parece ser la niña consentida de los medios de comunicación nacionales, empezando por la W Radio, no deja ningún recuerdo bueno que mostrar como sus antecesores: con estadísticas, como Darío Montoya; con direccionamiento estratégico, como Camilo Hadad; o con una cultura de confianza y participación nacida de la calidad, como Luis Alfonso Hoyos. En casi tres lustros de gestión, la administración de Gina parecería que deja los resultados más intrascendentes.
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