No tienen lógica los recortes de aportes oficiales al Festival Folclórico con argumentos presupuestales. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación y eso crea obligaciones de la Nación, el Departamento y el Municipio.
El río Magdalena es el corazón sentimental del Tolima, el hogar de varios de sus mitos y leyendas, compañeros inseparables del tiple y del bambuco, que en compañía de la chicha, la lechona, el tamal, el San Juan y el San Pedro son elementos de nuestra identidad cultural.
Al país le conviene el éxito de las conversaciones que realizan el gobierno y las FARC-EP en Cuba. Las partes tienen negociadores de alto vuelo comprometidos con el proceso de paz.
Los contratistas de la administración Moreno de Bogotá siguen tranquilos, tanto como los que tumbaron con Interbolsa o los que asesinaron a Alvaro Gómez Hurtado. Frescos como los remodeladores del Panóptico y del módulo externo de la Gobernación. Nada pasa.
Se quedaron con el rabo entre la cola quienes desde hace varios años estaban con el cuento de crear una especialización en corrupción, con sede en el Panóptico, a solicitud de sus exalumnos y sede de oficinas en el remodelado módulo externo, para rezar sin camándula frente al pegotiado mural del Maestro Jorge Elías Triana.
Se abrió el portillo del coso y se volaron los promeseros a hacer politiquería para lograr el apoyo electorero que necesitan para engañar pendejos, robar al Estado y asegurar impunidad.
Los derechos dejan de serlo, cuando para su ejercicio o disfrute se requiere del concurso o gestión de un entre privado. Se privatizan para convertirse en privilegios.
En 1982, a raíz de un proceso por el asesinato de un niño de once años que se bañaba en las riberas del río Nechi en Zaragoza, utilizando como trampolín una pala draga de Mineros de Antioquia S.A., el Dr. Guillermo Escobar, Fiscal 10 del Tribunal Superior de Antioquia, emitió un concepto considerado histórico y que fue publicado en la revista Foro Penal de Antioquia.