Cuanta diferencia pudimos apreciar entre la posesión cargada de simbolismos del presidente Petro y lo ocurrido hace cuatro años en este mismo acto con Iván Duque.
La coyuntura política en este tiempo antes de la posesión del presidente Petro ha estado agitada. Hay un sinnúmero de temas importantes de los que se habla y especula cada día.
Desde el pasado 28 de junio en el teatro Jorge Eliécer Gaitán en la ciudad de Bogotá, la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad -CEV-, ha estado en la palestra pública con su informe final. Con un certero título: Hay futuro si hay verdad, el documento nos presenta de una manera descarnada y desgarradora el atroz conflicto vivido en nuestro país en el cual, en su inmensa mayoría, la afectada fue la población civil.
Faltan dos semanas para que finalice la campaña electoral y se realice la segunda vuelta el próximo 19 de junio y, el remate se prevé de infarto. El país se percibe con los nervios crispados.
Los estilos son manifiestamente distintos. Los contenidos de sus discursos y trayectorias también. Acaban de pasar a la segunda vuelta para la elección presidencial dos candidatos que eran supuestamente oposición al continuismo del presidente Duque, un mandatario desconectado de la realidad, defensor de los privilegios de los poderosos, arrogante, soberbio y distante de los excluidos.
Hay personas que viven en realidades paralelas, en mundos imaginarios donde todo es color de rosa y no ocurre nada malo ni desalentador. El presidente Duque parece ser una de esas personas. En una entrevista con la BBC de Londres, sin palidecer, afirmó que, de poder participar en las elecciones para buscar repetir cargo, “estaría en la pelea y sería reelecto”. Con esta expresión nadie duda de su excesiva autoconfianza, soberbia y desconexión con lo real. Parece ser, le resbala sus altos índices de desfavorabilidad del 67 % pues anda convencido que todo lo ha hecho bien y según sus cifras cumplió con el 90 % de lo prometido en su plan de gobierno. El ser “perfeccionista” es su único defecto, por lo demás todo marcha sobre ruedas en el país, incluso se atrevió a decir que el Clan del Golfo no existe aunque acaba de paralizar todo el norte de Colombia.