Se terminó el periodo de esta legislatura, sin que ninguno de los partidos políticos, tramitara un solo proyecto de ley, que fomentara la inversión en el campo para producir más alimentos y materias primas, en las mismas condiciones que lo hacen los países desarrollados con sus productores del campo.
Cuando uno revisa el comportamiento histórico de la cartera bancaria de los diferentes sectores económicos del país, el sector agropecuario, siempre está en los últimos lugares del ranking de financiación.
Las altas temperaturas y la escasez de lluvias en la región Caribe, tiene a los agricultores y ganaderos muy angustiados por el impacto negativo que puede causarles este cambio climático en la productividad de las explotaciones agrarias y sus ingresos.
En economía, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) de un país decrece dos trimestres consecutivos, se dice que entra en recesión. Es decir, hay una contracción de la economía y una caída en la producción y el empleo, generando empobrecimiento.
En febrero, le advertí al Ministerio de Agricultura, en esta columna, la urgencia de destinar un cupo de créditos y un paquete de incentivos por subsector agrícola, para ayudar a reducir los costos de producción y preparar a tiempo las siembras.
Anunciaron la compra de tres millones de hectáreas de tierras, pero no especificaron la fuente de los recursos, no planearon el presupuesto ni derogaron las excesivas normas de adquisición y adjudicación de predios rurales. Si hubiesen canalizado las convocatorias y ofertas de tierras a través de los municipios y las compras con recursos de regalías, hoy, estarían adjudicando los primeros predios.
Esta semana me dediqué a hacer un balance del comportamiento de la agricultura en Colombia, durante los últimos diez años, y encontré tres temas delicados: i) la pérdida progresiva del sector en la participación del PIB; ii) la productividad por por debajo del promedio de Latinoamérica; y iii) el estancamiento de la superficie agrícola.
Dicen los expertos, que cuando la luna está en cuarto menguante, ejerce una mejor influencia sobre la savia de las plantas, la cual afecta a la germinación de las semillas, así como en la fotosíntesis. Es por esta razón que los agricultores del país, han escogido esta fase lunar -que comienza el próximo 13 de abril-, para realizar las siembras semestrales, aprovechando, de paso, las aguas lluvias del distrito de riego San Pedro, que deben llegar en la segunda semana de abril.