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Es imperiosamente necesario y obligado, que las entidades territoriales y sus representantes legales luego de recibir el mandato popular, asuman que el elemento más importante del desarrollo de su actividad es la planeación, pero también el elemento más importante de desarrollo de su municipalidad, de su región y del país. Mientras la incapacidad y el desconocimiento estén apoderados de estos conceptos base de la administración, la gestión pública será nula y el desastre asegurado. En la administración pública múltiples son las circunstancias que se viven y con las que hay que lidiar, un gobernante debe asegurar su planeación, su financiación y sin duda su ejecución, todas en un proceso que sea abierto, incluyente, transparente y participativo, donde se encuentren criterios distintos, pero construyendo un consenso amplio, una visión que prevalezca en el tiempo y sume inversiones para establecer políticas públicas.
Los gravísimos problemas del país nacen en la desarticulación de los planes de desarrollo, el desconocimiento de los diferentes instrumentos de gestión pública, la incapacidad de los funcionarios y la falta de controles previos, que aporten a la planeación, inversión y ejecución de los recursos públicos, una mayor formación y participación de los órganos de control político y un control social más activo, pero con conocimiento de lo que se quiere vigilar e impulsar. Las municipalidades más desarrolladas del mundo, son aquellas que identifican sus ventajas comparativas y competitivas y sobre ellas de manera pertinente establecen una visión y le imprimen una planeación, enmarcada en objetivos claros de desarrollo, acoplada a las mega tendencias, tendencias e innovación de un mundo cada vez más dinámico, exigente y moderno, donde no tiene espacio ni la incapacidad, ni el desorden.
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