Todo bien, pero sin ruido
Luego de los inicuos sucesos descritos en mi artículo titulado “trepidante y canallesco” (el cumpleaños de Ibagué y un festival musical, ambos realizados en el Murillo Toro, el primero con 17 horas continuas y el segundo por cuatro torturantes días, con promedio diario de 18 horas), en verdad no volvieron a producirse tan irrespetuosos eventos, aunque sí algunos excesivamente ruidosos. No obstante, el copioso feedback que generó el artículo me obliga a retomar el tema, pues de aquel se infiere que viene ocurriendo algo raro, la ciudad musical está mutando en ciudad del ruido y tal deformidad no sucede solo en el Parque Murillo Toro sino de toda la ciudad, afectando la salud, la civilidad y el sosiego de los ibaguereños.