La democracia que necesitamos
Dado el carácter vinculante que tienen las normas legales de todo país, su aprobación debiera regirse por la más amplia democracia, pero eso no ocurre en Colombia. Lo que puede observarse en las sesiones de nuestro Congreso es que allí se birlan todos los estándares que son de esperar de una discusión democrática. Priman en él los lugares comunes en vez de los argumentos; las descortesías y, a veces, las zambras, antes que el respeto; el ausentismo, en lugar de la participación responsable; la actitud obsecuente ante un líder o bancada, y no el examen riguroso de los temas, aunque en esta actitud hay una ilegítima justificación en la Ley de bancadas, que así lo autoriza.