Las tantas veces que Henry de Jesús López, más conocido como "Mi Sangre", logró escapar de las autoridades y de las vendettas de sus enemigos, son relatadas en Boston, barrio donde pasó su infancia, con el mito con que cargan todos los capos: "él tiene un pacto con el diablo, se hizo cerrar el cuerpo".
Cuenta Beatriz*, quien lo vio crecer, que desde pequeño sintió gran simpatía por brujas y adivinas para saber qué le deparaba el futuro. ‘Mi Sangre’ les tenía mal agüero a los gatos. Según la mujer, "pensaba que en ellos había fuerzas que le traían mala suerte. Siempre los evitó. Además, con las lecturas del tarot y esas vainas, buscaba su protección y la de su familia".
Empezó a delinquir en los 90
‘Mi Sangre’ llegó al mundo delincuencial en 1990, época en la que comenzó a realizar ‘trabajos’ para el cartel de Medellín bajo la figura de "la Oficina", como lo reseñan las autoridades colombianas.
Un investigador de la Sijín indica que en esta estructura ilegal “López comenzó haciendo mandados como consignarles el dinero de los cobros, transportando armas y mujeres que eran damas de compañía de los capos de la época”.
Después, su trabajo de filigrana en el soborno y cooptación de miembros de la Fuerza Pública, para que sirvieran al cartel, le permitió escalar en la estructura, “hasta que un problema que tuvo, lo llevó a ser parte de ‘los Pepes’. Mientras cumplía esas labores, sirvió en varias ocasiones como mediador en pactos de no agresión en Medellín, entre las bandas y combos, para frenar la violencia en las comunas”.
Se relacionó con 'Paras'
La relación con los paramilitares y alias ‘Mi Sangre’ comenzó con Miguel Arroyave, comandante del bloque Centauros en Meta. Huyendo de los enemigos del cartel de Medellín, López se refugió en las autodefensas, donde llegó a crear el ‘Bloque Capital’, junto a Diego Ruiz Arroyave, primo de Miguel y preso en E.U.
Este bloque se encargó de controlar el sur de Bogotá, cuyas oficinas se establecieron en los sanandresitos. ‘Mi Sangre’ se desmovilizó en el 2005 con el ‘Bloque Centauros’ e hizo parte de las mesas de negociación en Santa Fe de Ralito, pero terminó huyendo a Puerto Berrío, luego de que el Gobierno enviara a la cárcel a los jefes paramilitares.
En esta zona y con un bajo perfil, se mantuvo hasta 2009, donde tomó poder tras la captura de Daniel Rendón Herrera, alias ‘Mario’, cuando ‘los Urabeños’ quedaron bajo el mando de los hermanos Úsuga y ‘Mi Sangre’. "En ese momento fue que hizo pacto con ‘Valenciano’ para el manejo de las rutas del narcotráfico y luego, en su afán expansivo, comenzó a buscar el control de los barrios de Medellín ingresando por las periferias", explica Fernando Quijano, director de Corpades.
"Sus tentáculos en el narcotráfico se extendieron tanto que dejó a Medellín porque no le representaba tantas ganancias con el microtráfico y se dedicó a trabajar con el cartel de ‘los Zetas’", precisan los investigadores. Tras su captura en Argentina, el general José Roberto león Riaño, director de la Policía, relata que alias ‘Mi Sangre’ llevaba dos años en ese país "donde pasaba como un próspero empresario venezolano".
Pero la brujería no pudo blindarlo de la persecución policial, que le trajo dos golpes fatales con las capturas de alias ‘Contador’, en el barrio Belén, quien según las autoridades era el encargado de manejarle las finanzas, y alias ‘Simón’, presunta mano derecha en el manejo de los negocios del capo en el Oriente antioqueño.
Con la hechicería ‘Mi Sangre’ creyó estar a salvo de la muerte. Pero el conjuro no le alcanzó para burlar a la justicia.
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