Además, señala que la entrega de personas que luego eran presentadas como muertas en combate con la guerrilla, fueron regalos de los paramilitares a la extinta Brigada 15 que tenía su centro de operaciones en Ocaña.
El Juzgado Penal del Circuito Especializado de Descongestión de Cúcuta, condenó a 35 años de prisión al coronel retirado Gabriel de Jesús Rincón Amado, exjefe de operaciones de esa organización militar, por el asesinato de un mototaxista.
El oficial, que cayó en la purga de 27 militares en octubre de 2008 por el asesinato de civiles inocentes, fue delatado por un cabo, según la confesión consignada en el fallo de primera instancia.
“El cabo segundo Gutiérrez Salazar confiesa que de Gabriel de Jesús Rincón Amado, en su calidad de teniente coronel y jefe de operaciones de la Brigada Móvil 15, así como del coronel Herrera Fajardo, surgió la idea de los falsos positivos”, se lee en la providencia.
Y agrega: “o sea, eran quienes fomentaron, encabezaron, dirigieron y financiaron la organización criminal, pues ellos eran los que presionaban y daban las órdenes, pues dice que siempre estaban presionando por resultados operacionales”.
El juzgado que tomó la decisión contra el coronel en retiro, advirtió que los llamados “regalos recibido por la tropa del Ejército, de parte de los paramilitares para luego presentarlos como resultados operacionales, tenían otro efecto, cual era que los paramilitares fueran enterados por la tropa de cualquier operativo que fuesen a desarrollar, con el fin de que despejaran la zona y, además, los dejaran delinquir”.
Camino a la muerte
Uno de esos macabros obsequios fue Luis Antonio Sánchez Guerrero asesinado el 16 de abril de 2007, a quien su camino a la muerte se lo marcaron un mes antes ‘Loquillo’ y ‘Manuel’, ambos paramilitares que operaban en Ocaña.
Jhon Jairo Pabón Vega ‘Loquillo’, cumpliendo órdenes de su jefe ‘Manuel’ o ‘Leo’, le pidió una carrera al mototaxista para que lo llevara hasta el barrio La Gloria. Ese sería el último viaje que haría el motorizado.
“…entonces, Eduardo lo baja de la moto y lo sube al carro Mazda y de ahí se dirigen hacia la vía Agua La Virgen y ahí, más adelantico, saliendo del barrio Junín, lo estaba esperando alias Hitler que es el sargento Rafael Urbano Muñoz”, según el relato del desmovilizado paramilitar ‘Loquillo’.
El expediente señala que un cabo de la unidad de inteligencia de la Brigada 15 sostuvo en la indagatoria que Sánchez Guerrero “fue entregado por una banda criminal al sargento Urbano Muñoz y luego fue ejecutado por un grupo de militares pertenecientes al pelotón especial ‘Espada 1’ al mando del capitán Daladier Rivera Jácome”.
Las pruebas indican que lo mataron “en estado de indefensión” y que al cadáver le acomodaron una pistola nueve milímetros, un proveedor, balas y una granada.
Otro hecho que el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Descongestión de Cúcuta dejó al descubierto es el enlace entre paracos y la brigada y hasta el de un nombre especial para esa operación de desaparición y ajusticiamiento de inocentes.
Para ello utilizó lo dicho por el paramilitar ‘Loquillo’ en una diligencia de indagatoria.
“Sostiene que el jefe paramilitar ‘Manuel’ tenía contacto personal con el sargento Rafael Antonio Urbano, alias Hitler, en donde este le pedía colaboración con algún ‘regalo’ para la tropa, fruto de órdenes surgidas de la cúpula de la Brigada Móvil No.15, siendo el acusado Gabriel de Jesús Rincón Amado el jefe de operaciones, el que fomentaba, encabezaba y dirigía la organización criminal, señalando como ‘Casa Grande’ a esa unidad militar”.
Por lo que se advierte en el fallo, no solo se trató de los 11 jóvenes de Soacha que fueron muertos en la Ciudad de Los Caro, haciéndolos pasar como subversivos abatidos en operaciones antiguerrilleras.
“Recuérdese que el testigo Néstor Guillermo Gutiérrez Salazar confiesa que de Gabriel de Jesús Rincón Amado surgió la idea de los falsos positivos, en donde mataron vilmente a alias Mirito, Álvaro Chogo, Eduard Hernando Villegas, Samuel Rincón, Álvaro Guerrero”, dice la sentencia condenatoria.
El juez argumentó que está suficientemente probada la responsabilidad penal del militar acusado, en calidad de coautor, por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir, fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de fuego y municiones, y como autor de falsedad ideológica en documento público.
El despacho judicial le envió copias a la Fiscalía para que determine si investiga o no a Leidy Andrea Suárez por su presunta participación en los falsos resultados operacionales.
Lo anterior, porque de acuerdo con el cabo Gutiérrez Salazar, la entonces asesora jurídica del batallón al llegar al sitio escogido diera “ideas de cómo cuadrar el teatro del crimen para mostrarles a la Fiscalía o al CTI un falso combate”.
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