Estudiantes de la Institución Educativa Leonidas Rubio Villegas se declararon en paro, luego de las constantes agresiones a las que dicen verse sometidos casi a diario, generadas por los internos del Politécnico Luis A Rengifo.
El último caso registrado ocurrió en el salón 9-3, donde una piedra lanzada desde el Politécnico rompió el tejado y por escasos centímetros casi hiere a un alumno.
Una estudiante asegura sentirse burlada por los gobiernos departamental y municipal, pues son muchas las promesas incumplidas.
Asegura, sin esperanza, que las marchas y plantones que han efectuado no son tomados en cuenta por las administraciones.
“Falta apoyo de la Gobernación y la Alcaldía, no hay soluciones para nosotros, hemos hecho marchas con los profesores y nunca hemos tenido apoyo del Gobierno. Saben que esto nos afecta en lo académico, por el miedo que tenemos de ser heridos o muertos.
“Entendemos que ellos (internos) son seres humanos, pero nosotros no podemos recibir clases con miedo a que nos caigan piedras o palos; exigimos respeto a nuestros derechos de estudiantes y como personas”, indicó una de las jóvenes.
Apoyo de maestros
“Una vez más los estudiantes se ven en peligro por culpa de los muchachos del reformatorio, afortunadamente en el instante del incidente la mayoría de alumnos estaban fuera del salón o de lo contrario algún muerto hubiese resultado.
“Es que son contantes las agresiones, la fuerza con que son lanzadas las piedras rompen las tejas, eso es permanente.
“Por esta razón, los estudiantes tomaron la decisión de no recibir clases hasta que lleguen funcionarios de la Secretaría de Educación”, informó la docente.
La profesora, quien solicitó no hacer público su nombre, aseguró que la comunidad educativa hizo la respectiva denuncia a la Defensoría del Pueblo, pero la respuesta fue: “No hay ningún funcionario disponible para atender el problema.
“Ahí es donde uno se da cuenta la apatía, el desinterés por parte del Gobierno para ayudarnos, seguro quieren que haya muertos o heridos para prestar atención”, sentenció la educadora.
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