Desde su nacimiento en una modesta casucha, en una vereda del municipio Suárez en el Cauca y anegada de necesidades, una niña afrodescendiente comenzó a transitar el camino de las privaciones y a sentir el golpeteo de tambores y cununos, suavizados por la melancólica voz de las marimbas
La declaratoria de inexequible a la reforma del Artículo 124 de la Ley 2559 del 12 de noviembre, por parte de la Corte Constitucional por “violar flagrantemente la reserva de Ley Estatutaria y el principio de unidad de materia” es quizá uno de los más grandes fracasos jurídicos de este gobierno que, sistemáticamente impone su poder, gracias al contubernio con las mayorías del congreso, sin escuchar a la oposición y a los expertos en la materia, creyendo que el hecho de ser la cabeza del poder ejecutivo, le permite disponer de las normas constitucionales como si fueran memorandos de su despacho.
Entre la copiosa presencia de nuevos libros de autores tolimenses en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, la Editorial Universidad de Antioquia incluyó el libro de poesía “Columbus Circo”, del doctor en Literatura y docente de la UT, Jorge Ladino Gaitán Bayona, quien se presentó a una convocatoria el año anterior y fue seleccionado por el Comité Editorial, luego del concepto de expertos.
El vertiginoso paso del tiempo intenta borrar el recuerdo de los seres que partieron, pero algunos resisten el embate del olvido, porque se han ganado un espacio en la memoria de paisanos y amigos.
Esta campaña electoral es un claro ejemplo de la carencia de una verdadera cultura política, hecho que permite la manipulación del elector, para mantener y ejercer el poder en nombre de una casta corrupta. En su último libro William Ospina, “En busca de la libertad perdida”, reafirma que: “En Colombia es la más vieja costumbre de los políticos: no hablan de otra cosa que de cuán malos son los otros, y desde hace tiempo trabajan sin descanso por lograr que medio país odie al otro medio y vea en él al demonio”. Esta actitud permite rebajar a su mínima expresión los contenidos políticos e ideológicos y hacer de esta disputa una verdadera gresca para alcanzar los objetivos del continuismo y neutralizar las voces y las propuestas de cambio.
En estos tiempos propicios para la reflexión y una pausa en la confrontación política, resulta oportuno recomendar la lectura del libro de cuentos “La difusa vida de la palabra”, de Leonardo Monroy Zuluaga, doctor en Literatura y profesor universitario. Con este libro fue uno de los ganadores del Concurso de Cuento “Hugo Ruiz Rojas”, convocatoria adelantada por la Secretaría de Cultura de Ibagué el año anterior. Monroy Zuluaga es conocido en la Academia, como un acucioso investigador, al igual que dedicado al estudio de la literatura del Tolima. Este libro es su primera aparición en el campo narrativo, porque antes había publicado tres libros de ensayos y es coautor de varias publicaciones como integrante del Grupo de Investigación de la UT.
El carnaval, como se llamaba en la década de los setenta a las elecciones nacionales y regionales, ha superado con creces los límites de la arrogancia. Además de las antiguas formas de hacer política (cemento, tamal y zinc), se han instaurado distintas maneras para constreñir al elector, sin que exista una justicia que haga cumplir la Constitución. La compra directa del sufragio ya se realiza al aire libre, en los mismos barrios y conjuntos residenciales y los idiotas útiles que son los mercaderes de la democracia, no alcanzan a comprender el daño que les están haciendo al país, perpetuando estas prácticas que se desdoblan después en la nefasta contratación oficial, en la burocracia inepta, la corrupción y la violencia generalizada.
Ibagué, pareciera estar signada por un hado que se interpone, cuando se intenta sacar avante proyectos que conciten el interés general. Están frescas las heridas y el sentimiento de impotencia que generó el robo descarado de los Juegos Atléticos del 2015, por la corrupción y la ineptitud de los personajes que estaban al frente del certamen y con la tolerancia de una comunidad apática.
Los resultados de las elecciones que habían generado muchas expectativas, transcurrieron en relativa paz. Sin embargo, primó la violencia verbal en los discursos de algunos candidatos con las mismas mañas del pasado, que destilan odio, miedo y desconfianza, como ocurrió en 2018. Las triquiñuelas se afinaron, la compra de votos y el constreñimiento a electores tomaron distintos matices. La participación en política de funcionarios públicos fue descarada, desde el presidente hasta funcionarios menores, pasando por el alcalde de Ibagué.
Estamos a pocas horas del momento de la verdad. Los que, parodiando el final de “Cien años de soledad”, creemos que, sí es posible una primera oportunidad sobre la tierra colombiana, para iniciar desde las urnas, la construcción del país que nos han secuestrado por más de doscientos años. Sabemos que la tarea no es nada fácil, porque existen artimañas para torcer la democracia y seguir imponiendo esa visión elitista que siempre ha gobernado y cuyos resultados se evidencian en el enriquecimiento de unos pocos a costa de la pauperización del pueblo.