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La campaña electoral que ha sido mediada por las falacias y el ataque personal, no ha generado profundas discusiones sobre determinadas propuestas y se caracterizan por el uso de los lugares comunes, demostrando pobreza intelectual y falta de argumentos y de una dialéctica distinta a la concepción “politiquera” que reina en la mayoría de los candidatos, que creen que la libre determinación de los ciudadanos, es otra mercancía que se puede adquirir por unos pesos, aprovechando la ignorancia política y las necesidades inmensas que tiene los desposeídos.
Llegó el momento de comprometernos de verdad con el destino del país. Quienes disfrutan de zonas de confort deben reflexionar sobre la necesidad de atesorar menos y compartir más. Los que cambian el voto por un supuesto empleo, deben aprender que solo cuando todos tengan las mismas oportunidades y sea la meritocracia la que seleccione los mejores y no los lazos de sangre o el tráfico de influencias, podremos ser equitativos. Quienes lleguen a los cargos de elección popular deben demostrar su transparencia y preparación para los mismos y no engañar a los electores sacándoles en cara que las obras y gestiones adelantadas son de su propiedad, y no del trabajo por el cual le han pagado millonadas.
No creemos en Mesías, pero sí en grupos de líderes que tengan clara una visión moderna de su papel. Sabemos que son pocos los candidatos que tienen un perfil para ser senadores y representantes a la cámara, por eso hay que saber escogerlos por su honradez y sus capacidades para responder por el reto de legislar no para unos, sino para todos. Nosotros esperamos que quienes lleguen sean ejemplo de servicio, conocimiento y no saqueadores del erario.
Este domingo tenemos la gran oportunidad de votar por un pacto que, además de histórico, impulse un verdadero cambio que transforme esta sociedad y emprenda cruzadas por el respeto de los Derechos Humanos, los Acuerdos de Paz, la verdadera inclusión social y la solución de los problemas vitales. Debemos entender que el equipo liderado por Gustavo Petro, somos todos los que creemos que, sí es posible gobernar sin retaliaciones ni violencias, para lograr el país que merecemos.
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