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El apoyo familiar, el amor al deporte y una colecta con la venta de tamales, permitieron que Nicolás Huertas González viajara a Sao Paulo (Brasil) y en su primer torneo internacional se trajera la medalla de oro del Campeonato Suramericano de Karate.
Nicolás inició en el deporte siendo muy niño, sus primeros pasos fueron con el fútbol, cuando entrenó para ser arquero, pero a los 8 años de edad, y durante un receso escolar en octubre, su hermano decidió entrenar karate. Una tía los llevó, así que lo intentó y se ‘enamoró’ de las artes marciales.
La parte del acondicionamiento físico también lo favoreció, ya que al ser futbolista y llevar una vida en entrenamiento, no le costó tanto acostumbrarse al karate.
“Al principio lo veía complicado porque no es lo mismo que jugar fútbol, la complejidad del karate, de las katas, pero con el paso del tiempo me acostumbré”, indicó Nicolás.
Cuando llevaba dos años de entrenamiento llegó su primer nacional. Fue en Bogotá, pero con unos resultados inesperados. Según cuenta, la altura lo afectó, se mareó y no pudo demostrar lo aprendido y, por ende, su participación no fue la mejor.
Sus alegrías llegaron cuando subió a la categoría 10 y 11 años, también gracias a la experiencia lograda en la academia Bushido Dojo y algunas competencias en las que en su mayoría quedaba subcampeón o cerca al podio; siempre con la mentalidad de ganar.
“Todos los años hay competencias, unos tres o cuatro nacionales y participo en ellas, esas medallas dan un puntaje y los dos primeros lugares pueden ir a una competencia internacional con la Selección Colombia.
“Nunca me había podido clasificar a un internacional por ciertas cosas, a veces quedaba de tercero, o cuando era segundo no había competencia, como cuando la pandemia, pero este año al fin pude clasificarme”, aseguró Huertas González.
El camino a la clasificación al Suramericano inició en Popayán, participó en varias categorías y en la 14 y 15 años logró quedar campeón; también participó en la siguiente y fue subcampeón.
“La final fue con un bogotano, tenía un poco mas de experiencia, no se me hizo tan complicado, claro que difícil porque en un combate puede pasar lo que sea, pero vi la oportunidad ahí”, detalló.
Por el oro
Ya con el cupo en su manos, sin pandemia ni otro impedimento para por fin encarar un internacional, llegó el momento de conseguir recursos económicos.
“Hicimos actividades, la familia colaboró porque con la empresa privada no hay apoyo, viajé con mi papá, estuvimos dos días antes para el pesaje, vimos unas competencias.
“Tuve cuatro combates, al inicio estaba nervioso, contra el representante de Venezuela estuvo apretado, gané 1 a 0 y el punto fue al final del combate, luego me solté hasta llegar a la final y pelear con el chileno, inicié perdiendo y al final pude remontar y quedamos 6 a 1”, contó.
Por supuesto, la felicidad ha sido total para su familia y compañeros de Bushido Dojo, pues en su primera experiencia internacional se subió a lo más alto del podio y siempre ha sentido el apoyo de los suyos.
Ordenado
Nicolás Huertas trata de ser organizado con sus tiempos, ya que debe alternar estudios, el técnico y entrenamiento.
“Ha sido complicado llevar los tiempos, pero se puede, estudio, y como estoy con el técnico del Sena, entonces hay dos días en la semana que salgo a las 5:30 de la tarde y yo entreno a las 6. Me toca ser organizado y hacer trabajos los fines de semana o en tiempo libre”, contó.
"Al principio nos ayudaba una tía con las mensualidades, con el tiempo llegaron otros familiares y con préstamos, rifas y venta de tamales podemos competir", Nicolás Huertas.
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