Primera amargura del semestre para la fanaticada del Deportes Tolima. Su equipo amado quedó eliminado este miércoles tras dos partidos en la ‘Copa Colombia’. El verdugo fue Alianza Petrolera, escuadra que se dedicó a todo en Ibagué, menos a jugar fútbol.

Por haber participado este año en certamen internacional, el Vinotinto y Oro tuvo la oportunidad de iniciar el certamen desde los octavos de final. Sin embargo, de allí no logró pasar.

Y es que la llave quedó prácticamente sentenciada desde la ida, un par de semanas atrás, cuando los ‘Aurinegros’ cobraron por ventanilla en Barrancabermeja, dos errores infantiles de la zaga ‘Musical’.

Así las cosas, el elenco de la ‘Tierra Firme’ llegaba al duelo en el estadio Manuel Murillo Toro con la obligación de ganar 3-0 para avanzar, o por lo menos conseguir un 2-0, para forzar los penaltis.

De arranque, el técnico Juan Cruz Real puso la carne en el asador, al formar con tres hombres en la zona posterior. De ahí en adelante, la nómina estaba programada específicamente para atacar.

Y así lo hizo. En los 20 minutos iniciales, la ‘Tribu’ fue una tromba, explotando al máximo sus costados. No obstante, volvieron a presentarse los mismos problemas de siempre: los malos centros y la falta de eficacia.

A esto se sumó que, desde el principio, los ‘Aurinegros’ se dedicaron a tirarse en el piso cada vez que tenían la oportunidad. Pero lo peor no fue eso, sino que el árbitro Lizmar Suárez les ‘compró’ todo lo que le vendieron.

Con la complicidad del colegiado, los pupilos de César Torres consiguieron culminar los 45 iniciales con su arco en cero, y una ventaja que hacía pensar que el boleto para la siguiente instancia estaba prácticamente en su bolsillo.

Goles e ilusión

Para la complementaria, Real no lo pensó dos veces y se armó con dos atacantes, al mandar al campo a Diego Herazo, quien ingresó por Juan Pablo Nieto. Eso sí, el peso adelante no se sintió de inmediato.

Y fue en parte porque los jugadores de Alianza Petrolera aumentaron la dosis de ‘anti fútbol’, a un punto en el que ya se tornó en un descaro. Eso impacientó a la afición, y de paso a los ‘Pijaos’, quienes, al caer en ese juego, se volvieron imprecisos.

La siguiente sustitución de Juan Cruz Real fue una sorpresa, ya que metió a Léider Riascos, con la misión de incursionar constantemente por el carril derecho. Y lo cumplió hasta el último instante.

A los 71, Herazo y González se juntaron para abrir la pizarra. El primero trabajó como pívot y le dejó servida la esférica al segundo, para que definiera a plenitud. Ese tanto se cantó con el alma en el ‘Coloso de la 37’.

Y de igual manera cuando a los 90, Lucas volvió a inflar la red. Sin embargo, la acción fue anulada por un supuesto fuera de lugar. No había VAR, así que ni modo de discutir la decisión. En ese instante, tal era el desespero en el local, que Julián Quiñones entró para ubicarse como atacante, aprovechando su talla.

Afortunadamente, el árbitro Suárez por lo menos fue coherente con la pérdida de tiempo generada por los visitantes, y aprobó una adición que fue suficiente para que Tolima consiguiera el heroico 2-0 que igualaba la serie.

Fue un autogol gestado inicialmente por una habilitación sobresaliente de Alex Castro a César Haydar, quien de central se convirtió en lateral, para mandar un centro que acabó desviando un contrario al fondo de su propia portería. Milagro en Ibagué.

Un equipo sin definición

En los cobros desde el punto blanco, Alianza se puso adelante. Luego, el argentino González equilibró la pizarra, aunque por poco le ataja el polémico guardameta Carlos Mosquera, el hombre más ‘mañoso’ de todo el partido, y también figura de su onceno.

Luego la ilusión se encendió en el dueño de casa cuando Neto Volpi atajó el segundo remate de la visita. El problema es que Juan David Ríos no lo respaldó, ya que su disparo fue contenido por Mosquera.

En el siguiente turno, los de Barrancabermeja concretaron, algo que no pudo hacer Herazo, a pesar de que le pegó con mucha fuerza.

Los ‘Petroleros’ después hicieron efectivo su siguiente cobro, y Mosquera se vistió de héroe al evitar que Castro anotara, lo que significó la clasificación a cuartos para los de Santander, y el primer fracaso de la era de Juan Cruz Real.

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