Su misión: llegar, un mes después, a la Península Antártida, en una primera expedición oficial que promete la recolección de información para 10 proyectos de investigación nacionales.
Cien personas (60 en la tripulación, 20 investigadores y 20 asesores) harán parte de la expedición oficial a la Península. Durante un mes investigarán científicamente el cambio climático, la biodiversidad de organismos antárticos, las adaptaciones al medio, la valoración de recursos antárticos, así como el relacionamiento entre Suramérica y Antártida.
“Esto no es una improvisación. Estamos trabajando para esta primera exhibición desde los años 80 con Jack Carrera, el primer oficial de la Armada de Colombia que pisó la Antártida”, explicó a El Colombiano el capitán de navío Ricardo Molares, director científico de la mencionada expedición.
El Programa Antártico Colombiano ha enviado a la Antártida desde 1989 (fecha en la que nuestro país firmó el Tratado), oficiales navales a entrenarse, así como científicos y funcionarios del Gobierno colombiano a bordo de buques de otros países, como observadores en las organizaciones antárticas.
“Esta expedición significa que Colombia está preparada para afrontar el reto de la investigación antártica y preparada para aportar con su conocimiento al mundo, tanto técnicae como científicamente, en lo logístico y en lo operativo”, dijo Molares, quien no se refirió al costo de la expedición, pero sí mencionó que esta requerirá de capital público y privado, que se consiguió con patrocinadores como Petrobras y Shell.
“La pregunta que debemos hacernos es ¿cuánto nos va a costar en el futuro no haber ido a explorar a la Antártida hoy? Si algún día nos vamos a sentar como miembros consultivos (hoy lo componen 23 países en los que no está Colombia), podremos evitar explotación minera y nos podemos basar en nuestra investigación científica. La estancia allí nos ayudará a cuidar la supervivencia de Colombia en el futuro. En la Antártida está el futuro de la humanidad”, dijo Molares.
DESBALANCE TÉRMICO
Molares subrayó también que “la importancia de lo que suceda en la Antártida está en que los procesos físicos y las perturbaciones que se originan allí impactan inmediatamente en el cambio climático. Si se descongela la Antártida, el nivel del mar en Cartagena sube 65 metros. Si se descongela la Antártida, se cae la capa blanca de la superficie en la que hoy rebotan los rayos solares y, por lo tanto, se los tragará la tierra y ésta los convertirá en calor. Así se genera un desbalance térmico en el planeta”.
Por ahora, la única forma de exploración permitida en este continente es científica, ya que el Tratado Antártico y su Protocolo de Protección Ambiental prohiben cualquier actividad de explotación minera o bélica (como detonaciones nucleares, entierros de material radioactivo o despliegues militares). Pero este tratado expira en 2048, y la moratoria quedará sometida a revisión.
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