Macondo, convertido en un pesebre de grandes dimensiones

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
La ilusión de un hombre de imaginarse dentro de un gran pesebre hace que para todos los diciembres diseñe un pesebre con figuras donde la gente pueda orar y caminar.

Las mariposas amarillas revoloteando sobre un gran pesebre inspirado en el pueblo de fantasía de Gabriel García Márquez, llamado Macondo, fue el que este año se ideó Jorge Arturo Parra, para que los niños y adultos recen en unión, devoción y felicidad la novena de aguinaldos.

Y es que desde hace 14 años, este ibaguereño decidió volver a su niñez, revivir sus sueños cuando rezaba las novenas en el barrio El Carmen e imaginaba estar dentro de las diminutas casas de cartón y caminar por las calles de aserrín, o quizá nadar en aquellos estanques de algodón que se desprendían de un nevado.

“Es un hobby hacer los pesebres; siempre quise estar en esa niñez, el mundo feliz que viví y ahora busco que la nueva generación también esté contenta con mis creaciones”

Pero para entrar a ese mundo de imaginación y fantasía, Jorge Parra decidió que la mejor manera consistía en hacer casas grandes, iglesias de hasta 50 centímetros de altura, figuras de ángeles, animales y el mismo nacimiento, a escalas mayores.

“Anteriormente se hacían pesebres grandes, cuando este barrio era más amplio, cuando usabas musgo, y uno de niño soñaba estar dentro de un pesebre”, cuenta.

Macondo

Ver a los ángeles con sombreros vueltiaos, la réplica de la iglesia de Aracataca, pastores con túnicas y sobre ellos las mariposas, solamente es posible en este pesebre que también tiene una particularida, que para muchos es dispendiosa: para Parra es una alegría diaria.

“Esto, porque cada vez que se acaba una novena debe despejar la calle y trastear con todos los muñecos, para volver a montar al otro día las luces, casas, ángeles, José y María y, por supuesto, la iglesia de Aracataca.

“Investigué Aracataca y el pueblo de Fantasía de García Márquez en su libro Cien Años de Soledad, imaginé la escena y empecé a recolectar los materiales para empezar a construirlo”, cuenta.

Otra de las particularidades de los pesebres de Parra, y de los que ha hecho desde hace 14 años, radica en que tienen que ser construidos con materiales reciclables; las casas en cartón, las figuras son basadas en tubos de cartón y costal, las mariposas son en plástico, y las coronas de los santos y los ángeles son de botellas PET.

“Los sombreros, en algunos ángeles, son una orquesta vallenata cantando para Gabriel García Márquez, ya que él era amante del vallenato”, añadió.

Apoyo

Cuenta Jorge Arturo, entre risas, que su familia le dice que este año no le van a ayudar a fabricar las casas de cartón o pegar las túnicas de los santos, pero terminan apoyándolo en su nueva idea.

“Hasta los vecinos colaboran, me traen materiales, desde las tiendas me envían las botellas y entre todos hacemos las novenas; programamos para comprar galletas, el 24 nos unimos para entregar los regalos, y si hay tamales, pues ayudamos a comprar”, agrega Parra.

Dice también este hombre que en algún momento quiso haber siso diseñador o arquitecto, pues le gusta mucho crear, como el día que hizo la Iglesia del Carmen solo en tapas de gaseosa, y no le importó que tuviera que gastar cuatro pares de guantes de cuero para doblar tapas y amarrar alambres.

Credito
ANTONIO GUZMÁN OLIVEROS

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