La historia de un hombre que torturó a su esposa durante 14 años

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
A la Fiscalía llegó una de las denuncias más crueles de violencia intrafamiliar de los últimos años. Se trata de una mujer llamada Íngrid*, quien presuntamente fue torturada y golpeada por su pareja durante 14 años, hasta que no pudo soportar más el maltrato al que era sometida y decidió escapar de lo que un día era su hogar pero que Pedro Juan Bonett lo convirtió en un infierno.

Tal era la gravedad del maltrato que la Fiscalía imputó a Bonett el delito de tortura en concurso con acceso carnal violento, y un juez de Control de Garantías decidió enviar inmediatamente a la cárcel Nacional Modelo al procesado, considerando que era un peligro para la comunidad. 

Cárcel en la que Bonett lleva recluido desde el 27 de mayo, y sólo ha salido cuando fue citado por un juez Especializado de Bogotá para que asistiera el 3 de septiembre a su audiencia de acusación. 

El 19 de mayo Íngrid se dirigió a la Fiscalía para decidir el nuevo rumbo de su vida, e instauró la denuncia. Con 32 años de edad fue compañera sentimental de Bonett, de 44 años, durante 14 años, fueron novios durante seis meses y después decidieron vivir juntos en la casa de Pedro; al llegar a su nuevo hogar transcurrieron sólo tres meses y comenzaron los golpes y maltratos hacia ella. 

Cuando Íngrid tenía 21 años quedó embarazada de su primer hijo y el siguiente año esperaba el nacimiento de otro; en ese estado la mayoría de personas considerarían que se le debe brindar mayor cuidado a una mujer, sin embargo, la Fiscalía relata que hasta en esos días fue sometida al maltrato: “Durante su embarazo la golpeaba con un palo, le daba puños, patadas, le halaba el pelo, le echaba agua en la cara, hasta que ella sentía que se estaba ahogando”. 

A pesar de los golpes, los dos niños lograron nacer sin complicaciones, pero tuvieron que ser testigos de los episodios de violencia, y aunque los infantes no fueron lastimados físicamente por su padre sí observaron y oyeron las golpizas a las que era sometida su madre. 

Según el doctor Armando Sánchez, perito de Medicina Legal, “las mujeres que son sometidas a un maltrato diario, tienen la autoestima en un nivel muy bajo, porque consideran que no pueden salir de esa realidad, porque su marido es un todo para ellas, debido a que los cónyuges quieren mantenerlas aisladas de todo”. 

En el caso de Íngrid, estaba vigilada las 24 horas del día y su esposo no le permitía llamar a sus familiares sin su permiso, y sus redes sociales eran manejadas por Bonett, la única actividad que le permitía realizar era ir a trabajar junto a él, en un establecimiento de venta de accesorios tecnológicos. 

En los últimos años Bonett había adoptado la costumbre de suministrar medicamentos a su esposa para que no se quejara de las golpizas a las que era sometida, y además para mantenerla sedada, en un estado de somnolencia. 

Un día para olvidar

Durante 14 años Íngrid fue víctima de este tipo de maltratos hasta que llegó el sábado 16 de mayo, el último episodio de violencia por parte de su esposo. Aquel día, Pedro Juan Bonett le dijo a la empleada de servicio que se podía retirar, cuando la mujer se fue de su apartamento, el hombre de manera forzada hizo que su esposa consumiera dos pastillas para dormir, y al poco tiempo los medicamentos ya habían hecho efecto en su organismo.

Cuando Ingrid se despertó estaba totalmente desnuda y con una bolsa plástica en la cabeza, y Bonett empezó a tocarla contra su voluntad, acto seguido la obligó a introducir artefactos en sus partes íntimas, mientras la golpeaba en la espalda.

Fue casi un día completo de maltrato, y según la mujer sus hijos estaban dentro de su apartamento durante los hechos.

El 19 de mayo Íngrid tomó determinación y logró despistar a su esposo diciéndole que fuera a atender el negocio de celulares, mientras ella llevaba a sus hijos al colegio, y después de dejar a los niños en la escuela se dirigió a la Unidad de Reacción Inmediata de Engativá.

Ese mismo día fue trasladada a Medicina Legal, y según el análisis del médico legista manifestó que la víctima presentaba heridas, contusiones y hematomas en cara, cabeza, cuello, espalda, glúteos, brazos y piernas. Además, el examen genital arrojó que la víctima tenía diversas laceraciones en sus partes íntimas, debido a estas lesiones en su cuerpo se le concedieron 25 días de incapacidad.

Cuando el reporte de Medicina Legal llegó a la Fiscalía, la entidad consideró que estas lesiones corresponden a la descripción suministrada por la víctima, circunstancias de hora, tiempo y lugar, por eso decide expedir la orden de captura a Bonett.

La mayor incógnita, en este caso surge al momento de preguntarse ¿por qué Íngrid aguantó tanto estos abusos por parte de su esposo?, a lo que la víctima señala que Bonett la convencía de que la denuncia no iba a prosperar, porque él tenía familiares “muy poderosos”, que tenían cargos importantes.

Aunque el caso de Ingrid parece aislado, según la revista científica Forensis en Colombia por cada 100 mil habitantes, 125 han sufrido maltrato en el hogar, situaciones donde el género femenino es el más afectado pues por cada caso en el que un hombre denuncia seis mujeres han hecho lo propio.

En este caso, la defensa de Bonett en audiencia preliminar manifestó que la denunciante sufre un episodio de psicosis, que hace que vea y oiga cosas que no están pasando, y la denuncia es injustificada. Por eso, el acusado no aceptó cargos

Consecuencias legales

La fiscal del caso imputó los delitos de tortura en concurso con acceso carnal violento, asegura que aunque Bonett es el esposo puede incurrir en la conducta de acceso carnal violento pues su esposa no le había consentido las relaciones del 16 de mayo de 2015.

Según el abogado penalista Julian Ardila, este concurso de delitos pueden ser tomados a consideración de un juez, para impartir una pena que oscila entre 27 Y 50 años de prisión, tomando el delito de tortura como el más grave.

La Constitución contempla el delito de tortura como "todo acto por el cual se infrinja intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya omitido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona”

Bonett al no aceptar cargos, debe enfrentar un juicio para desmentir la denuncia que su esposa realizó ante la Fiscalía. Para el mes de octubre se tiene dispuesta la audiencia preparatoria en la cual el acusado junto a su defensa buscarán demostrar su inocencia.

* Nombre cambiado para proteger la identidad de la víctima. 

Credito
COLPRENSA

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