La hormiga aún no había sido digerida, por lo que estaba casi completa. Su escultura corporal es fuerte y se diferencia de las de su mismo género en que posee espinas largas que utiliza para defenderse. Mide aproximadamente cinco milímetros, y la forma estirada de su cuerpo le da dureza. Se trata de una hembra obrera, y se sabe que es venenosa porque tiene aguijón.
Así lo confirmó Fernando Fernández, docente del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Bogotá, quien explicó que por las características morfológicas de este individuo se puede determinar que es una nueva especie para la ciencia.
El animal encontrado pertenece al género Lenomyrmex, descrito por primera vez en 1999 por un grupo de investigadores en el que se encontraba el profesor Fernández.
La Lenomyrmex hoelldobleri, como fue llamada, es la séptima especie descrita de este género que llamó la atención por haberse encontrado en el vómito de una de las ranas más venenosas del mundo: la Oophaga sylvatica.
El nombre del género Lenomyrmex hace alusión a las cavidades que el insecto tiene junto a las antenas; myrmex significa hormiga en griego. Esta especie fue nombrada hoelldobleri en homenaje a Bert Hölldobler, un sociobiólogo y entomólogo alemán especializado en hormigas, quien en 1991 fue Premio Pulitzer a la Obra de Ámbito General y No Ficción por su libro The Ants (Hormigas) (1990).
Con respecto a la Oophaga sylvatica, el profesor Fernández añadió que “con solo una pequeña cantidad de veneno, esta rana puede matar a un mamífero o a un humano. Tiene veneno en la piel y los colores llamativos advierten sobre su toxicidad, con lo cual los depredadores evitan comerlas para no morir envenenados. Se sabe que parte del veneno lo obtienen al consumir hormigas que son igualmente venenosas”.
El grupo de investigadores utilizó un mecanismo para que las ranas devolvieran el contenido estomacal para poder examinar los alimentos que consumen sin necesidad de sacrificarlas.
Además del profesor Fernández, otros investigadores del grupo son los biólogos Christian Rabeling, de la Universidad de Rochester, y Jeffrey Sosa-Calvo, del Centro de Biología de la Universidad de Harvard.
Aunque no se tienen detalles de la biología de la rana, su distribución va de Costa Rica hasta Ecuador pasando por Colombia y Panamá.
Prefieren el clima de tierras bajas y de bosque pie de monte. Es posible encontrarlas hasta los 1.500 metros de altura, especialmente en el occidente de los Andes, lo que sugiere que es un grupo reciente que no ha tenido tiempo para expandirse.
Esto llama la atención de los investigadores, porque les indica que todavía hay mucho por descubrir del insecto encontrado, ya que no fue hallado por los métodos estándar como la colección manual o las trampas, sino en un lugar inesperado como el estómago de una rana.
“El hallazgo permite que se avance en el conocimiento de la especie, porque ya sabemos quién se alimenta de ella”, agregó el docente Fernández.
Se espera que con estos descubrimientos los expertos puedan tener la suerte de encontrar una colonia viva para seguir estudiando la especie.
La noticia, de gran impacto, ha sido replicada en medios internacionales como National Geographic y Daily Mail, y además se han publicado artículos científicos en revistas reconocidas como Zookeys.
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